De repente… abrí los ojos;
estaba en una sepultura.
Una navaja solitaria
me cortaba los pies
que ya no daban pasos.
Nada entendí.
.
El universo me parecía distante
y todas las personas muertas
en las fronteras sostenidas.
¿Pero cómo muertas,
si muchas de ellas seguían tan vivas?
.
Mis ojos se encontraban trincados
y veían todo en tonos regresivos.
Llevé mi mano al corazón
y noté que había yo envejecido
antes de la vejez.
.
De a poco fue recobrando
lo que solamente yo denominaba
mi lucidez
y recordé que hacía mucho
ya venía pisoteando jardines.
Percibí infelices más felices que yo.
.
Fue entonces
que sorprendido
descubrí que fueron los propios prejuicios
que reproduje yo
los que me empujaron hasta allí.
.