¿Existe el amor de toda la vida? ¿El amor eterno?
Yo cosecho unos cuantos fracasos amorosos, lo que me hace pensar que el amor para toda la vida no existe, que el amor «hasta que la muerte nos separe» es apenas una utopía.
Sin embargo, creo que hay grandes amores que por sus características se vuelven inolvidables. Por ejemplo, ustedes, ¿olvidarían a la persona con la que compartieron su bautismo de vuelo en una avioneta? Pues bien, de la misma manera es inolvidable el primer amor o el último.
Pero, entonces, ¿se pueden clasificar los amores? Con esta pregunta, reconozco la existencia de más de uno.
Los filósofos griegos clasifican el amor en cuatro tipos. A saber: Eros, Ágape, Phillia y Storge.
La Biblia reconoce 3 dimensiones del amor. El Eros significa el amor «mundano». Puede ser degradado a puro «sexo», a mercancía, a una simple «cosa» que se puede comprar o vender. El Eros requiere un camino de ascenso, de renuncia, de purificación y de curación. Tiene necesidad de disciplina para donar al hombre, no el placer de un instante, sino un cierto saborear de aquella felicidad a la que tiende todo nuestro ser.
Solo así el Eros se puede transformar en Ágape; de esta manera, el amor no se busca más así mismo, sino que se traduce en preocupación por el otro, disposición al sacrificio por él y apertura a toda vida humana.
Por Phillia se entiende el amor de amistad. Este viene retomado y profundizado en el Evangelio de Juan para expresar la relación de Jesús con sus discípulos.
Ampliando está idea, en el año 1973, el sociólogo e investigador John Alan
Lee escribió The Colours of Love. Lee parte de la idea de que, al igual que los colores, hay tres tipos de amores primarios que, al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres.
Los arquetipos amatorios primarios son los siguientes:
* Eros: es un tipo de amor tipificado y muy sexual, pero también romántico y altamente comprometido. Por ende, la atracción física y el compromiso sentimental son muy Ellos. Es popularmente conocido como «amor a primera vista»
*Ludus: son los amantes que ven al amor como un juego, como una constante competencia en la que los puntos son el número de pareja que han tenido de amor. Ludus considera que las mentiras están plenamente justificadas y espera que su pareja mantenga el control de sus sentimientos. Para ellos, el amor es una cuestión de placer más que de emociones.
*Storge: este es el tipo de amor que evoluciona lentamente y que proviene, generalmente, de la amistad. Es un amor sereno y carente de arrebatos pasionales. Los amantes Storge tienden a tratar a sus parejas como si fueran viejos amigos y expresan su cariño de forma no sexual. Está basado en el compromiso y la afinidad de gustos.
Los arquetipos secundarios son derivados de la mezcla de los primarios, por ende, sus características son un poco más complejas. Veámoslos:
*Pragma (Ludus + Storge): A este tipo de amor fácilmente se lo puede llamar shopping listo. Se busca que la pareja cumpla con requisitos específicos; este amor es muy realista y práctico; puede, incluso, llegar a carecer de romanticismo, y al sexo lo ve como un acto necesario para la reproducción.
*Manía (Eros + Ludus): Este es un amor muy posesivo e intenso. El comportamiento arrebatado u obsesivo/compulsivo es su característica principal. Este amor tiende a forzar la relación y a exigir constantes muestras de cariño por parte del otro; es un amor que inmediatamente comienza a hacer planes a futuro con la pareja, a la que quiere ver a diario, aunque no confíe mucho en ella. Eventualmente termina siendo muy infeliz.
*Ágape (Eros + Storge): Los ágape aman de una manera nada egoísta y están dispuestos a darlo todo por su pareja; es un amor muy caritativo, fraternal y gentil, tienden a pensar que todas las personas son merecedoras de su cariño y que, incluso, tienen la obligación de amar y de cuidar de los demás sin esperar nada a cambio. Son sumamente comprometidos e incondicionales.
Está clasificación me revela inquietantes respuestas. Podría decir que buscando «Ágape» lo que más encuentro es «Ludus», aunque el que más feliz me hace sentir es «Eros».
Romántica implacable, no me doy por vencida, así que seguiré creyendo en ese poder «mágico» del amor, capaz de transformar una vida. Como dice Dante en la Divina comedia, es «el amor [el] que mueve el sol y las demás estrellas».
Pero parte de la responsabilidad es nuestra, pues hemos dejado de creer en el amor para centrarnos solo en necesidades materiales. Quizás tengamos que sucumbir a su poder y seguir el consejo de Virgilio; «Omnia vincit amor, te nos cedamus amori” (‘el amor vence todo, cedamos también nosotros al amor’).