omo bien lo dice Fito Páez en su canción: dar es dar, no espero el vuelto siempre da más… qué buena frase para comenzar el día.
¿Alguna vez te has preguntado qué tanto o poco recibes de los demás, en relación a lo mucho que tú entregas?
Quizá muchos han llegado a este punto, después de darle vuelta y vuelta al asunto de lo que se recibe, nota y concluye que no ha sido tan recíproco como se espera, pero ¿quién dijo que debe ser siempre igual o debe haber una balanza?
Si bien es cierto, que no hay que desbordarse como loco en dar a los demás lo mejor que se tiene, no solo a nivel material, sino de la persona como tal, tampoco quiere decir que haya que ser limitado en dar la oportunidad tanto a la familia, amigos, pareja e inclusive a un simple conocido, de disfrutarlo a uno y a la vez ser complacientes con ellos.
Lo que sí es muy cierto, es que hay que saber con quién se comparte los gratos momentos y las enseñanzas aprendidas a lo largo del camino, que pueda valorar de lo simple a lo complejo, porque realmente es ahí donde se comprende que sí vale la pena dar y dar, sin esperar nada a cambio, pues aunque no se tenga en mente ello, intuitivamente se sabe que será bien retribuido, sin embargo, más allá de lo que se vaya a recibir, queda una extraordinaria sensación de haber sido transparente, entregando lo mejor y dejando huella.