Desde que nacemos hasta que morimos, la búsqueda del amor es constante. Existen cientos de personas en nuestro entorno quienes, últimamente, entonan la epopeya de su desamor y de por qué decidieron dejar de creer en lo que se considera es el sentimiento más poderoso.
Pero ¿cuán sobrevaluado está el amor? Diariamente, muchos pronunciamos la declaración: «¡Te amo!», y no siempre es amor lo que sentimos. Lo cierto es que se debe sentir lo que se dice porque, si lo que queremos es usar unas palabras para expresar un sentimiento de afecto, tenemos las siguientes: «te quiero», «te aprecio», etc. Es hora de recuperar el valor de la palabra amor.
Ahora, leyendo el libro Ágilmente, de Estanislao Bachrach, que incluye ejercicios para potenciar la creatividad y vivir mejor, me topé con uno que me mantuvo pensando mucho tiempo.
El ejercicio consistía en escribir una lista con los nombres de las 10 personas que más amas en todo el mundo. Respondí. Comencé por mi madre, mi padre, mi abuela, mi hermano, mi pareja, mi mascota y mi mejor amiga. Total: 7 «personas».
Seguramente la dificultad para completar la lista se dio por tres razones:
- Usé la palabra amar y realmente pensé: «¿A quién amo?», y decidí responderla con la mayor sinceridad posible.
- Escribí los nombres por orden de importancia, lo cual achicó el espectro.
- Me tomé muy en serio la lista.
La finalidad del autor ni siquiera era medir los niveles de sentimientos, ni determinar cuán capaz eras de amar a la mayor cantidad de personas posible, pero lo que para mí significó esa lista fue el replanteo de mis sentimientos hacia el entorno y, por tanto, abrió una ventana que me obligó a hacerles a otras personas la pregunta «¿a cuántas personas amas hoy?». Las respuestas que obtuve fueron variadas, pero la más común fue: «Mi lista sería interminable». Con todo, seguí poniendo el acento en que se debía tomar muy en serio la palabra amar, es decir, basarse en su verdadero significado (ya que no creo que todos amemos a todos), pero aun así nada cambió.
Sucede que somos una raza en la que, quizá, las jerarquías sociales ya se han devaluado. Las expresiones «amistad», «me gusta» y «me encanta» son solo botones en Facebook, porque según esa premisa todos somos amigos inmersos en una comarca gobernada por Mark Zuckerberg, y otorgarle a cualquier persona nuestro sentimiento más puro es la orden del día.
Con esto no quiero decir que nada de esto sea cierto, pero es gracias al ejercicio que aún no he terminado que me detuve a reflexionar.
Y tú ¿compartirías tu lista?
*Texto incluido en El tiempo y el lugar de las cosas.