Está oscuro. No ve nada. Cree que está solo. Piensa que está en el fondo de un pozo. De
pronto, oye otra respiración. No parece lejana. Esa débil respiración está acompañada de
latidos de un corazón acelerado. Se arrastra y percibe el brillo de unos ojos hermosos.
-Hola. ¿Qué hacemos acá?-pregunta el joven con voz apagada.
-Necesito que me ayudes-responde esa voz angelical.
El joven no entiende lo que está pasando.
-Me llamo Diego.
-Ya lo sé. ¿Perdiste la memoria? Soy Diana. Tengo contracciones. Estoy a punto de
tener nuestro hijo.
Diego abre la boca y tiene un ataque de pánico.
-¿Estás hablando en serio?
-Claro que sí. Ayudame a parir.
El joven acaricia el cuerpo de esa mujer. La sensación es aterradora.
-Esto no puede ser verdad…
-Sí, es verdad. Tuvimos un accidente. Aún estamos a tiempo.
-Aún estamos a tiempo…-repite el joven, dando manotazos al aire.
-Dale que está viniendo-casi le implora Diana.
Diego asiente y piensa: “¿Qué está pasando?”.
-Podemos salvarnos, amor-susurra Diana y acaricia las mejillas del joven.
La joven comienza a gritar y Diego sabe que debe realizar el parto. Intuitivamente se
coloca en la posición adecuada. Sus movimientos automáticos son casi perfectos.
-¡Puja, puja!-le suplica Diego mientras el sudo baña todo su cuerpo.
De a poco va notando que un cuerpecito va ocupando sus manos. No está del todo
consciente que puede hacer todo aquello sumido en aquella oscuridad que lo abruma.
Siente cómo la sangre y otros fluidos inundan la escena. El llanto del bebé anuncia que
todo está bien. El instinto del joven hace que lo lleve a su pecho y lo bese con un amor
infinito.
-¿Lo escuchás, Diana, lo escuchás?
El silencio de la joven lo atormenta.
-¡Diana, ¿estás bien?, Diana, respondeme!
Diego la sacudía con una mano mientras que con la otra acunaba a esa criatura tan
inocente como desvalida. Luego de unos segundos, supo que estaba muerta. Cuando
terminó de gritar, escuchó las sirenas.
Cuento: Incertidumbre
Está oscuro. No ve nada. Cree que está solo. Piensa que está en el fondo de un pozo. Depronto, oye otra respiración. No parece lejana. Esa débil respiración está acompañada delatidos de un corazón acelerado. Se arrastra y percibe el brillo de unos ojos hermosos.-Hola. ¿Qué hacemos acá?-pregunta el joven con voz apagada.-Necesito que me […]
