Aristóteles afirma que la felicidad es una actividad de acuerdo a la virtud. El hombre feliz vive bien y obra bien. El obrar sigue al ser para la consecución de su finalidad. La felicidad es lo mejor, y lo más bello y lo más deleitoso. Esto es la virtud, que nos hace capaces de practicar las bellas acciones.
Según Santo Tomás, la felicidad humana consiste en la contemplación de Dios, que es la verdad suma y altísima, a la que sigue un amor y un gozo perfectísimo de Dios como sumo y supremo bien. Si el objeto de la inteligencia es la verdad y el de la voluntad es el bien, no pueden tener otro fin último y felicidad que Dios, la felicidad es dar gloria Dios, por el conocimiento y la voluntad.
El deseo de felicidad es una tendencia de la voluntad deliberada que se da en todos los hombres (en sentido general). La voluntad humana que tiene como objeto el bien, al no encontrar en los bienes finitos la plenitud de perfección, tiende como fin último a Dios como Bien Perfecto. Y el orden moral en este mundo sensible (al decir Platón) no encuentre el verdadero orden debido al desorden moral del mundo temporal.
La felicidad tiene las siguientes características o notas esenciales:
- Todo hombre por su naturaleza racional y un tanto irracional tiende a tomar a la la felicidad como un fin último subjetivo, teñido de emociones y de sentimientos.
- Debido al punto anterior, implica ausencia del mal ya que este último no es perfección y plenitud de la naturaleza humana.
- La felicidad como fin último objetivo no puede ser ningún bien finito creado y contingente, debe ser un bien en sí mismo y trascendente.
La felicidad objetiva es la que produce el goce pleno del apetito racional, en cambio, la felicidad subjetiva es el goce de la naturaleza humana que posee la felicidad objetiva.
Entonces, la felicidad objetiva genera la felicidad subjetiva.
Si el bien en sí existe, si el conocimiento lo puede conocer y la voluntad alcanzar, se da la felicidad perfecta. Si no existe, la felicidad será transitoria, relativa, serán “momentos de felicidad” como vulgarmente suele decirse.
Según Santo Tomás, tenemos que aplicar el siguiente procedimiento:
La felicidad consiste:
- ¿En las riquezas?
- ¿En los honores?
- ¿En la fama o en la gloria?
- ¿En el poder?
- ¿En algún bien del cuerpo?
- ¿En el placer?
- ¿En algún bien del alma?
- ¿En algún bien creado?
En esta vida es mejor conocer que amar las cosas inferiores, pero es mejor amar las cosas que son superiores. Respecto de Dios es mejor amarlo que conocerlo, porque el conocimiento hace que las cosas vengan a nosotros y se adapten a nuestra manera de ser.