En la época más prolífica de la navegación, cuando el mar se embravecía de tal forma que los navegantes se sentían perdidos, muchos quisieron dejar testimonio de sus vivencias introduciendo una carta en una botella y arrojándola al mar.
En otros casos, las razones de lanzar al mar una botella con un mensaje, no se debía a una situación de supervivencia, sino a motivaciones más personales.
Y, aunque tanto el destino como el lector en estos casos siempre son inciertos, este acto tan sencillo le sirvió a sus emisores en su momento para satisfacer la innata necesidad humana de comunicar.
El mensaje de Chunosuke Matsuyama
En 1748, Chunosuke Matsuyama, un marinero japonés naufragó en el pacífico junto a 44 tripulantes.
Ante la muerte inminente debido al desabastecimiento de alimentos, este marino decidió tallar un breve relato en un trozo de madera, embotellarlo y lanzarlo al mar.
El mensaje fue encontrado 150 años después, en 1935, por un recolector de algas en justo en la costa del pueblo donde nació Matsuyama.
Este marinero quiso, de algún modo, hacerle saber a su familia qué fue de su destino . Lamentablemente, por azares del destino, llegó siglo y medio después.
El mensaje hallado por Jeremy Weir
Jeremy Weir encontró una botella de cerveza con un mensaje en el Río Pearl ubicado en Misisipi.
El mensaje decía: “Al descubridor de mi botella misteriosa, mi nombre es David Blanks. Vivo en Jackson, Misisipi. Tengo 3 años. Si encuentra mi botella, llámeme al (601) 956-5378 (llamar a cobro revertido). ¡Buena suerte y feliz caza!”.
Weir se dedicó a buscar al misterioso autor de este mensaje por Internet, pero, al no encontrar nada, decidió llamar al número de la nota.
Y, en efecto, pudo comunicarse con este hombre y descubrir que escribió esta nota con apenas 3 años de edad. Blanks, en el momento de la comunicación, tenía 42 años y no recordaba haber escrito la nota. Sin embargo, estuvo muy emocionado por comunicarse Weir.
Un mensaje escrito en español hallado en Japón
En la isla de Minamitorishima, ubicada a 1.800 kilómetros de Tokio, se encontró una botella con un mensaje que reza: Yo atraigo a mí todo esto y el mar conspira a mi favor.Junto a una lista de deseos personales.
La misiva, escrita por “Paly”, fue arrojada al mar el 31 de diciembre del año 2008.
Actualmente, el Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte de Japón presume que esta botella fue arrojada al mar en Estados Unidos. También han contado que la hoja de papel pertenece a un cuaderno de la marca Mead, muy común en México.
A diferencia de los casos anteriores, la autora de este mensaje no quería entablar comunicación de vuelta, ni dejar testimonio de sus vivencias.
Al parecer solo quiso encomendarle al mar sus más íntimos deseos, sin imaginarse, que su mensaje navegaría durante más de una década y que sería recibido por manos asiáticas al otro lado del mundo.