Las actualizaciones incluyen la eliminación de restricciones sobre ciertos tipos de expresión relacionados con la inmigración, la identidad de género y el sexo, temas que la compañía describe como “frecuentes en el discurso y debate político”. Sin embargo, estos cambios también abren la puerta a comentarios que muchos consideran discursos de odio dirigidos a la comunidad LGBTQI+ y otros grupos vulnerables.
Joel Kaplan, recientemente designado director de asuntos globales de Meta, justificó esta decisión argumentando que las normas actuales de la compañía no reflejan el panorama del debate público. “No es justo que se puedan decir cosas en la televisión o en el Congreso, pero no en nuestras plataformas”, escribió Kaplan en una entrada de blog. Por su parte, el CEO Mark Zuckerberg destacó en un video que estas actualizaciones buscan alinear las normas de la empresa con el discurso dominante, aunque estas medidas han generado una ola de críticas por parte de activistas y defensores de derechos humanos.
Cambios clave en las políticas de Meta
Las nuevas Directrices de la Comunidad de Meta incluyen modificaciones significativas en la categoría de “Conducta de odio”, que abordan temas como la identidad de género y la inmigración. Entre los cambios más controvertidos está la permisividad hacia:
- Acusaciones de anormalidad o enfermedad mental basadas en género u orientación sexual. Meta permite ahora el uso de términos como “raro” para referirse a personas de la comunidad LGBTQI+ dentro de lo que consideran “discurso político o religioso”.
- Flexibilidad en los contenidos relacionados con las características protegidas. Esto incluye la eliminación de restricciones sobre publicaciones que acusen a personas de propagar enfermedades como el COVID-19 basándose en su raza o identidad de género.
- Lenguaje excluyente sobre roles de género. Meta permitirá publicaciones que aboguen por restricciones laborales basadas en el género, como sugerir que las mujeres no deberían ser reclutadas para el ejército o desempeñar ciertos roles.
El portavoz de Meta, Corey Chambliss, confirmó que estas políticas se aplicarán a nivel mundial, aunque no aclaró cómo se ajustarán en países con leyes estrictas contra la incitación al odio.
La preocupación por el impacto offline
Uno de los aspectos más criticados es la eliminación de la frase que señalaba que el discurso de odio puede “promover la violencia offline”, una disposición vigente desde 2019 tras el uso de Facebook para incitar agresiones contra minorías religiosas en Myanmar. Aunque Meta asegura que su política sigue prohibiendo contenido que incite “violencia inminente o intimidación”, la eliminación de esta frase genera dudas sobre su compromiso para prevenir daños reales.
Activistas han expresado su preocupación por cómo estas nuevas medidas podrían normalizar el discurso de odio y deshumanizar a comunidades ya marginadas. Algunos ejemplos históricos, como las declaraciones de Donald Trump en 2023 sobre inmigrantes indocumentados que “envenenan la sangre” de Estados Unidos, podrían ahora encontrar un espacio permitido en estas plataformas.
Restricciones que se mantienen
A pesar de los cambios, Meta conserva ciertas prohibiciones importantes, como:
- La negación del Holocausto.
- El uso de blackface.
- Comparaciones deshumanizantes hacia comunidades raciales o religiosas, como referirse a personas negras como “maquinaria agrícola” o a inmigrantes como “insectos”.
- Alegaciones de control de los medios de comunicación por parte de comunidades judías.
Asimismo, la política de “protección a migrantes e inmigrantes” sigue prohibiendo ataques graves dirigidos a personas en función de su estatus migratorio o características protegidas.
Reflexión final
El cambio en las políticas de Meta plantea un debate complejo sobre la delgada línea entre la libertad de expresión y la protección contra el discurso de odio. Si bien la empresa busca justificar estas medidas como una adaptación al discurso político global, el impacto podría ser profundamente dañino para comunidades vulnerables.
En un contexto digital donde las palabras tienen el poder de construir o destruir, es crucial que las plataformas de redes sociales asuman una responsabilidad ética. Este cambio no solo afecta el entorno digital, sino que también podría tener consecuencias tangibles en la vida de millones de personas.
Fuente: Artículo original publicado en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.