William Higinbotham nació el 25 de octubre de 1910 en Bridgeport, Connecticut, y creció en Caledonia, Nueva York. En 1932, se graduó en el Williams College y luego fue a la escuela de posgrado en física en la Universidad de Cornell.
Allí, trabajó como técnico electrónico. Se destacaba por tener una habilidad innata para el cálculo y para la comprensión de complicados teoremas físicos, pero también para volcar esos conocimientos teóricos al campo aplicado.
En 1941, se unió al Laboratorio de Radiación del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el prestigioso MIT, donde trabajó en pantallas de tubos de rayos catódicos para sistemas de radar y, haciendo eso, entró precisamente en el radar del complejo militar industrial estadounidense. Este lo convocó para unirse a un grupo ultrasecreto que trabajaba en Los Álamos en el desarrollo de una bomba atómica.
- Llegó al “Proyecto Manhattan” en 1943 y lo pusieron a cargo del grupo encargado de desarrollar los componentes electrónicos del proyecto. Su equipo creó el mecanismo de encendido de la bomba, así como los instrumentos de medición para el dispositivo. También desarrolló la pantalla de radar para el bombardero experimental B-28.
Al concretarse la bomba atómica y producir una masacre en Japón, Higinbotham se apartó y se convirtió en un crítico de todo el sistema.
Tenis para dos
A partir de sus conocimientos y con las herramientas obtenidas, se le ocurrió crear un juego. Este estaba basado en un programa de cálculo de trayectorias que el ejército estadounidense usaba por aquella época.
En concreto, se utilizó una llamada “Bouncing Ball”. El grupo de instrumentación tenía una pequeña computadora analógica que podía mostrar varias curvas, incluida la trayectoria de una pelota que rebotaba en un osciloscopio. El físico tardó solo un par de horas en concebir la idea de un juego de tenis, y solo unos pocos días en juntar las piezas básicas. Hizo algunos dibujos y elaboró los planos, con los cuales el técnico Robert Dvorak demoró dos semanas en construir el dispositivo.
Después de algunos ajustes, el primer videojuego estaba listo para su debut. La computadora central estaba conectada a un osciloscopio y la visualización final representaba una cancha de tenis desde un punto de vista horizontal. La cancha era una sencilla línea dividida en el medio, y la pelota de tenis era un punto azulado que trazaba trayectorias por la pantalla.
Se prepararon a su vez dos Joysticks, enormes aparatos metálicos que mediante giros de su palanca central conseguían dar impulso a la pelota y así intentar marcar en campo contrario. El error de William radicó en que como todas las mentes brillantes, no fue capaz de medir el alcance de su invención, se concedió muy poca importancia y no patentó el primer juego de la historia.
Poco antes de morir le confesó a su hijo que era consciente de que sería recordado por su invención del videojuego, más que por la dura tarea contra la proliferación nuclear que realizó hasta el último de sus días. Las paradojas humanas. ¿Qué te parece?
muy buena la historia del padre de los videojuegos muy interesante como una persona pudo crear dos palancas y poder emplearlo en juegos que sean compatibles
Tal cual Frabrizio. Gracias por pasar a comentar.
Hola Fabrizio. Muchas gracias por valorar mi trabajo. Sigue en RIDYN para leer todo lo mejor. Un abrazo.