Nos encontramos en un mundo de altibajos en todos los sentidos y el factor económico es uno de los más afectados en la actualidad.
Esto, sumado a la incertidumbre laboral, hace que nos apeguemos cada vez más a nuestro empleo. No obstante, cuando este comienza a afectar nuestra salud y nuestras relaciones interpersonales es una señal de alerta para considerar un cambio.
Te proponemos el siguiente ejercicio: Observa con objetividad las siguientes señales, determina si las sientes y, en ese caso, con cuánta frecuencia. Para ayudarte puedes llevar un diario, lo importante es que, si detectas que aparecen la mayor parte del tiempo, lo mejor para ti será que vayas considerando un cambio de empleo.
Sientes cansancio y estrés
No es natural sentirse estresado o cansado la mayor parte de la semana y, si te sucede, es posible que se deba a que estás sobrepasando tus capacidades.
En este punto es importante qué identifiques cuál es el origen del estrés para determinar si el desencadenante se encuentra dentro o fuera de tu empleo.
Por ejemplo, puede que te sientes cansado y estresado porque tu jefe te exige demasiado, pero también puede ser porque tu trabajo queda demasiado lejos de tu casa y debes esforzarte mucho para llegar a tiempo.
En ambos casos, la solución idónea sería cambiar de empleo a alguno donde te sientas menos explotado y dónde no debas recorrer cientos de kilómetros para llegar.
Te enfermas muy a menudo
Es posible que no percibas a simple vista la carga de estrés que tienes encima, pero tu organismo sí que lo hace y, como mecanismo de defensa, hace que te enfermes para obligarte a descansar.
Observa cuántas veces has tenido un resfriado o problemas estomacales durante los últimos meses. Si han sido varias veces es posible que tu sistema inmune se encuentre debilitado debido al estrés.
Temes la llegada del lunes
Esto le sucede a la mayoría de personas que trabajan de lunes a viernes y es aceptable en cierta medida.
Sin embargo, si el domingo por la tarde te sientes abrumado, ansioso y te embarga la amargura, es una señal inequívoca de que te encuentras en el trabajo incorrecto.
Sentirte emocionado porque llega el lunes y debes volver al trabajo puede ser utópico, sobre todo cuando ya llevas muchos años en el mismo puesto, pero tampoco debería ser una tragedia.
Rechazas la idea de buscar otro empleo por no querer “traicionar” a tu empresa
En este punto, ya has identificado que estás en un empleo que no es para ti, pero la idea de enviar tu CV a otras compañías te hace sentir mal. Si esto te sucede es posible que te encuentres padeciendo una suerte de Síndrome de Estocolmo.
Si la culpa no te deja abandonar ese empleo que te hace infeliz y que te vuelve tan negativo e irritable que ya está afectando tus relaciones personales, recuerda que, en primer lugar, debes serte fiel a ti mismo.
Pensar en tu bienestar no implica ser desagradecido con la empresa a la que quieres renunciar.
Solo tú eres capaz de analizar tu situación y decidir si es hora de encontrar un nuevo empleo o si puedes sobrellevar el malestar sin implicaciones físicas y psicológicas graves a corto o largo plazo.