A diferencia de los habituales cambios del estado de ánimo y de las efímeras respuestas emocionales a los problemas de la vida cotidiana, la depresión es un trastorno mental serio que incluso puede llevar al suicidio. A tal punto esto es así que se la considera la segunda causa de muerte en adolescentes y adultos mayores. Al mismo tiempo, es la principal causa mundial de discapacidad, lo que contribuye a aumentar el porcentaje general de morbilidad de manera significativa.
Síntomas y factores que la generan
La depresión presenta unos síntomas bastante fáciles de detectar, por ejemplo, disminución en el estado de ánimo (tristeza profunda), pérdida de interés y de la capacidad de disfrute, cansancio extremo (lo que provoca merma de actividad), etc. Muchas personas que padecen depresión también experimentan ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, problemas de concentración e incluso síntomas que carecen de una explicación médica probada. Según la cantidad y fuerza de los síntomas, los episodios depresivos pueden catalogarse como leves, moderados o graves.
Podría decirse que la aparición de este trastorno es multicausal, pues a depresión es el resultado de una compleja interacción entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Por consiguiente, aquellos hayan pasado por situaciones vitales desfavorables (desempleo, traumatismos psicológicos u otras causas) tienen más posibilidades de sufrir depresión. Existe asimismo una relación entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, el hecho de padecer una enfermedad crónica severa puede causar depresión en ciertos individuos, pero, del mismo modo, la depresión puede llegar a agravar dicha enfermedad.
Cómo prevenirla
Para prevenir la depresión, la OMS (Organización Mundial de la Salud) sugiere llevar adelante programas que promuevan un modelo de pensamiento positivo, pero también mantener un estilo de vida saludable, siempre abierto al contacto con otras personas. En cualquier caso, es de vital importancia hablar del problema, sobre todo si trata de un caso que requiera tratamiento.
La estigmatización de las enfermedades mentales en general, y de la depresión en particular, sigue siendo el principal obstáculo para que las personas pidan ayuda. Por lo tanto, hablar de la depresión (ya sea con un familiar, ya sea con un profesional de la salud) contribuirá a eliminar dicha estigmatización y hará posible que las personas afectadas se animen a iniciar el tratamiento adecuado. Justamente, el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión pretende obrar en ese sentido, concientizando, orientando y previniendo a la población sobre esta enfermedad cuyas cifras crecen de manera desmedida año a año.