¿Por qué? ¿Qué significa? ¿Qué es lo que pasa en nuestros cuerpos cuando se nos eriza la piel? ¿Por qué se lo llama “piel de gallina”? ¿Acaso las gallinas siempre tienen la piel así? ¿Es bueno? ¿Es malo? Tantas preguntas, merecen tantas respuestas.
Por María Alexander
¿Por qué nos pasa esto?
Cuando tenemos miedo, cuando estamos nerviosos, cuando nos agarra frío, cuando escuchamos música, cuando sentimos emociones fuertes… se nos pone “la piel de gallina”. ¿Pero cómo sucede realmente eso?
El reflejo pilomotor, llamado “piloerección” en el ámbito médico y mejor conocido como “la piel de gallina”, es una respuesta instintiva que se produce sin pensar. Simplemente sucede. No lo premeditamos. En la raíz de los pelos distribuidos por toda la superficie de la piel existe un músculo erector del pelo que, por ejemplo cuando tenemos frío, se contrae para erizar el vello y crear así una capa de aire a nuestro alrededor que nos aísle del frío y evite la pérdida del calor corporal.
¿Por qué “piel de gallina”? ¿Por qué no “piel de perro”, “piel de cebra” o “piel de elefante”? Hay una razón. Cuando los músculos erectores del pelo de contraen, hacen que la piel alrededor de cada pelo se destaque asemejándose a la piel de un pájaro desplumado, de ahí el nombre. La imagen de “la piel de gallina” nos recuerda a la piel de las aves cuando las despluman. Según George Bubenik, psicólogo y zoólogo de la Universidad de Guelph, “heredamos la piel de gallina de nuestros ancestros como reacción a situaciones que nos causan emociones extremas”.
Este rasgo es compartido, en muchos casos, con los animales. Una respuesta similar se puede observar en ellos ante un escenario de lucha, huida, estrés o peligro. Un claro ejemplo son los gatos. A estos se les eriza el pelo cuando se pelean o sienten amenazados, aumentando su tamaño corporal y mostrándose aún más agresivos y feroces ante sus agresores.
La adrenalina es fundamental en este proceso en el que se nos pone “la piel de gallina”. Según Bubenik, “la adrenalina es la responsable de esta reacción”. La respuesta fisiológica de “la piel de gallina” es causada precisamente por la liberación de adrenalina por parte de nuestro cuerpo. A su vez, además de causar “la piel de gallina”, la adrenalina puede generar otros efectos: acelerar el ritmo cardíaco, aumentar la presión sanguínea, hacernos lagrimear, temblar, sudar. En otras palabras, la famosa sensación de “mariposas” en el estómago.
¿Los seres humanos evolucionamos del mono? ¿Somos en parte monos? La realidad es que “la piel de gallina” pertenece a aquello que nos queda de animales. Es una reacción a todo lo que no podemos racionalizar. Es una respuesta involuntaria. Cuando estamos frente a la persona que nos gusta, ante un ladrón que nos asalta o escuchamos una canción que nos emociona, se nos eriza la piel y no lo podemos evitar.
El neurobiólogo Jaak Panksepp, descubrió una relación entre “la piel de gallina” y la música. Afirmó que “aquellas personas que desarrollaban la piel de gallina al escuchar música eran más propensos a experimentarla debido al recuerdo de emociones tristes en lugar de emociones felices”. También asegura que “la piel de gallina inducida por la música está conectada a la respuesta química del cerebro humano de la pérdida social”. Y llega a una conclusión interesante al explicar que el llanto de un niño perdido podría haber liberado la respuesta pilomotor en remotos antepasados humanos, sirviendo como una estrategia de supervivencia para advertir el peligro y permitir que los pueblos tribales subsistan juntos.
“La piel de gallina” es entonces una reacción corporal que se asocia al frío pero que no sucede exclusivamente cuando tenemos frío. También surge con las emociones fuertes e intensas como el miedo y el amor que aparentemente no tienen razón de ser.