1. Seriedad, sentido del honor y del compromiso
En la historia del Japón su cultura está trágicamente enraizada por llevar a extremos la no traición de sus principios (*). Hoy en gran medida me atrevería a asegurar que en su sociedad, y en concreto en el mundo de los negocios, prevalece el sentido de lucha, honor y compromiso, tan enraizado en su cultura e historia.
2. Sentido de una comunidad ejemplar
Pese a la entidad de las aglomeraciones urbanas, la tasa de criminalidad del Japón es la mitad que en España o Alemania, diez veces inferior a la de EE.UU. o cincuenta veces inferior a la de Brasil. Más allá de una sensación de seguridad. hay incontables pequeños detalles donde se percibe esto. Desde llevar una respetuosa mascarilla en espacios públicos (trabajo, comercio, trasportes…) para evitar contagios de resfriados, gripes o la pulcritud y obsesión por la limpieza de los espacios públicos. El japonés profesa un enorme respeto por la comunidad y la convivencia.
3. Su implicación y disciplina en el trabajo
Lo de la “huelga a la japonesa” es una leyenda española. Pero lo cierto es que muchos trabajadores, sin que sus empresas tengan que recurrir a fórmulas motivacionales (Google y su 20%) se vuelcan con la mayor implicación y productividad. Es un tema que va más allá de las estadísticas registradas. Directivos y empleados suman horas a su jornada laboral con independencia de su remuneración o exigencia. El cumplimento de los KPIs se antepone como compromiso e implicación al mero cumplimiento de la jornada laboral. El trabajo forma parte de una cultura donde su prioridad se antepone incluso a la familia. Se considera de mala educación dejar el trabajo justo cuando “concluye la hora” o los trabajadores paran sus relojes para que se cumpla la fecha acordada para la conclusión de una tarea o trabajo.
4. Su concepción global inteligente
La posición estratégica de Japón en Asia -el centro de gravedad económica de nuestro siglo- (¿Estará en Asia el próximo Silicon Valley?) no excluye la búsqueda de nuevos mercados con alto potencial e incluso de alto riesgo. Su concepto de la globalización es inteligente y se plantea desde el respecto de aquel que toma en alta consideración su propia identidad cultural y y ostenta con orgullo sus tradiciones.
5. Su progresiva capacidad para adaptarse y reinventarse
De una economía tradicional a potencia industrial y en la actualidad su inteligente transición a la economía digital y a los sectores de conocimiento. Tengo la convicción de que Japón será una de las potencias que lideren la economía digital en los próximos años.
6. Su identidad, orgullo por sus tradiciones y apuesta al progreso
Su capacidad para asimilar su pasado, sus tradiciones y diseñar su modernidad como un proceso que necesita una actualización permanente. Me fascina cómo evoluciona este país hacia el cambio. Hay mucho sosiego y sabiduría a la hora de asimilar el progreso sin dañar o menoscabar sus principios y convicciones.
7. Su capacidad para hacer frente a la adversidad
El trauma de la II Guerra Mundial con el único país que ha sufrido los únicos ataques nucleares de la historia y tras las cenizas emerger como potencia económica del mundo. El azote sísmico permanente, el reciente tsunami devastador aparejado con la crisis nuclear de Fukushima… No es un país donde la naturaleza lo pone fácil. Pero es un pueblo que sabe superar y afrontar con disciplina y fuerza la mayor adversidad.
8. Su sensibilidad e inteligencia
Hace poco leí sobre algunos de los atributos que definen a los japoneses. Son en parte tópicos sobre los que es difícil estar en desacuerdo: formales, educados y corteses, extremadamente puntuales, amables, abnegados con el trabajo, amantes del trabajo en equipo, respetuosos con los mayores, con la sabiduría, su pulcritud social… En definitiva un pueblo sensible e inteligente con los valores que definen por excelencia la cohesión social.
Artículo originalmente escrito por Andrés Pedreño Muñoz – Andrés Pedreño es universitario (catedrático de economía) y emprendedor (cofundador de IT&IS)