En tiempos de globalización, como los que estamos viviendo, vemos una prisa casi que irremediable de llegar a ser “competitivos” en un mundo que día tras día presenta más y más retos a los ciudadanos que lo habitamos; en esta oportunidad solo quiero tratar de exaltar el “producto” más importante de América del Sur y del que menos se habla al momento de charlar de los países que conforman el continente. Si, señores hablo aunque ustedes no lo crean de lo magnifico de su gente.
La sonrisa con la que el 99% de los sudamericanos nos recibimos entre sí y aun más a los europeos, “gringos” o asiáticos que vienen a pisar nuestros suelos, es algo en verdad inigualable. Desde Colombia hasta la Argentina y pasando por todos los climas, paisajes, olores, sabores, sensaciones y tipos de razas; siempre vamos a encontrar una mano amiga que nos va a presentar una solución, de hecho es tan paradójico esto que cada país de esta parte del mundo piensa que es más amable que la otra, algo que en realidad es casi lo que sucede.
Hablo de un 99% de la población, por una sencilla razón: LA ENVIDIA. De esa palabra que deberíamos erradicar del diccionario de la RAE, de esa palabra que ni siquiera quiero hablar en este momento puesto que no vale la pena, si la comparamos con los millones de ciudadanos que al contrario, parecieran no conocerla, vemos como estos últimos nos llenan el alma y el corazón de paz. Lastimosamente, malos manejos políticos y una mente viciosa de poder, dinero y ganas de llegar a dominar el mundo, hacen que a este continente sagrado y perfecto por donde lo veamos, solo se le pongan los ojos encima al ver su petróleo, su cobre, su agricultura, sus aguas, etc.
Señores de los países potencia, les quiero decir en esta oportunidad, que si ustedes tuvieran la capacidad de conocer a lo que me refiero en este escrito, todas esas riquezas naturales pasarían a un segundo plano, y nosotros los sudamericanos ahí si tendríamos un enorme problema, porque estoy seguro que querrían empezar a llenar las calles de Nueva York, Londres, París y Stuttgart, de cientos de sudamericanos que llenan de amabilidad al mundo.