Humor, Trabajo.
Por Simón Piñero.
Es muy difícil conseguir trabajo por estos días. Pero lo peor de todo es salir a buscar por primera vez. El sueño del primer empleo resulta rápidamente frustrado por el fantasma de la “experiencia”.
Lo que más risa me da es cuando uno se pone a leer el rubro “Empleos” en el diario. Son muy graciosos los pedidos laborales: “Importante supermercado seleccionará repositor c/exp. comprobable”. Yo me pregunto: ¿Se necesita experiencia? Y si se necesita: ¿De dónde carajo la sacás?
Otro aviso: “Se necesita fiambrero c/experiencia”. ¿Cómo se hace para tener experiencia cortando fiambres? Salvo que tengas algún pariente que te de una mano: un tío con almacén, por ejemplo, o alguien que tenga una máquina en la casa y te deje practicar. O si no, podés comprarte tu propia fiambrera y practicar con tu vieja; le pedís que te diga: “Cortame 150 de fiambrín y 100 de paleta, por favor”.
Veo que piden cosas imposibles: “Importante firma multinacional solicita Ingeniero Genético; hasta 25 años; indispensable manejo de inglés, francés, italiano y chino mandarín; experiencia en puesto similar mínimo 3 años; dedicación full-time”.
Las ofertas que más abunda son, por un lado, para vender en la calle esos perfumes de mierda que huelen todos a alcohol de quemar, y por el otro, los pedidos de mujeres para agencias de acompañantes. Lo más extraño que leí una vez fue que necesitaban chicas con experiencia. ¿¿¿Perdón??? O sea… ¿No tenían que ser vírgenes?
Otro: “Empresa busca vendedores, garantizamos buen clima laboral”. ¿Qué significa eso? ¿Qué se tiran con bollos de papel y se ponen chinches en la silla y todos se lo toman a bien?
También te puede pasar que al final de un aviso encuentres la frase: “Indicar remuneración pretendida”. Pero nunca te aclaran qué carajo tenés que hacer y por cuántas horas al día. ¿Esta exigencia no será un escudo de los tipos que te van a contratar para después decirte: “Boludo, pediste $2.000, ahora entrá a esa jaula y dale de comer al león”? Porque ahí es otro precio…
Los mejores trabajos son los que no aparecen en el diario, o sea, los de la administración pública. Pero es imposible entrar sin una palanca. Te inventan que son por concurso: ¿Concurso de qué, de quién abrocha más hojas en menos tiempo? ¿O se definirá en lo de Susana Giménez? Tendrían que decirte la verdad: “No podés aspirar a esta clase de laburos querido, están reservados para los hijos de los funcionarios y para gente que no sabe qué sorete hacer con su vida”.
Una vez un amigo fue a buscar trabajo a un Ministerio. Llevó un curriculum impecable: dos títulos de grado, tres de posgrado, un máster en el exterior. Le preguntaron:
-¿Es pariente de alguien que trabaje aquí?
– Eeehh, no.
– Entonces va a tener que esperar, lo siento.
Pero si hubiese sido el cuñado de la sobrina del Concejal Julio Garqueti la respuesta hubiera sido:
-Ahhh sí sí, pase, pase, póngase cómodo. ¿Quiere un whisky?
Así es gente. Por eso, ahórrense de leer las ofertas de empleo de los diarios. Utilicen el tiempo para algo más provechoso, porque los laburos que valen la pena no se sacan de ahí… los vas a conseguir si sos pariente del Concejal Garqueti. ¡Gracias!