Camino a oscuras
muerto de miedo
con sombras que transcurren en diferentes dimensiones.
Soy un peregrino que abraza un libro,
huecos de luz que absorben mis manos,
mi ropa se desgarra con el aire
y mis ojos bailan al son del silencio.
Las figuras aparecen por sorpresa
se muestran turbias como mi vida;
no me asustan sus bocanadas de humo,
ni esos brazos transparentes y muertos.
Sus gemidos se confunden
con el aullido de aquel lobo
y parecen eternos como el tiempo;
se ven unos huesos marchitos
aparentando el castigo vivido por la historia.
Me voy acostumbrando a ellos
con el transcurrir de las noches;
entono melodías luctuosas
que me invitan a consolar sus espíritus
y acariciar sus agonías infinitas.
Camino a oscuras
y tropiezo con más visitantes,
el pulso de mi mano tiembla
y mi alma brinda un grito espeluznante
que se pudre en el misterio de la noche.