Por Marlina Roh / Argentina
El filósofo Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari desarrollaron un modelo basado en un concepto botánico llamado Rizoma.
En biología un rizoma es un tallo que crece bajo tierra en forma horizontal generando raíces y brotes que crecen indefinidamente.
Este modelo describe una organización horizontal donde los elementos no siguen un movimiento centralizado y jerárquico como lo hacen en el “modelo arbóreo” que describe a la naturaleza con un núcleo que va lo de universal a lo particular y desde abajo hacia arriba. Algunos dicen que internet cumple con el modelo rizoma.
Este modelo nos puede llevar a cuestionar muchos paradigmas que teníamos dado por sentados, como por ejemplo que al crecer nos volvemos “mejores” o “más sabios” y que el origen es uno solo, esa idea nos quita la posibilidad de pensarnos como seres mutantes, cambiantes, generadores de nuevas raíces, nos impide vernos atrapados en una involución y en un nuevo nacimiento.
Siempre fui crédula de la idea de que hay muchas vidas en esta vida, y en cada una de ellas volvemos a nacer y también a reencontrarnos… Si nos imaginamos dando vueltas en este rizoma, conectando puntos impensados y desconectándolos para volver atrás y luego dar un gran salto a algo novedoso, podemos abandonar la idea de la vida como una escalera.
Vertiginoso, ¿no?
Es así como también veo a las relaciones sentimentales de dos personas, estas se van transformando constantemente, cambian de ideas, de ideología, de trabajo, nuevos amigos, diferentes gustos, tal vez dejan de escuchar a los Rollings para deleitarse con el nuevo disco de Ricky Martín, o cambian de parecer sobre la religión. Y no siempre estos cambios coinciden en ambos.
Y debe ser que es ese, el trabajo más importante en una pareja, seguir encontrando el camino en común en cada nueva era de cada uno. ¿La comunicación entre los dos? Fundamental, tanto como entender que las diferencias sosiegan las ansias de novedad, que lo distinto nos mantiene dinámicos y sorprendidos de la vida, y es por eso que está bueno saber aceptar los cambios propios y los no propios también.