La Reina de las Nieves
Snezhnaya Koroleva (The Snow Queen, La reina de las Nieves) es un film de animación soviética del año 1957 que narra la historia de dos vecinos y amigos, Kay y Gerda. La película fue dirigida por Lev Atamanov, basándose el film en el cuento de Hans Christian Andersen, escritor infantil y poeta danés. La animación es fiel al cuento original de H. C. Andersen, con algunas pequeñas diferencias pero manteniendo fielmente el trasfondo de la historia de aprendizaje y caminos.
uno de los protagonistas, Kay, se le había clavado una esquirla de cristal en el corazón, de un espejo maldito, agrandando así sus defectos y enfriando su corazón gradualmente hasta convertirse en un bloque de hielo. Sus juegos con Gerda eran diferentes, y su intelecto aumentaba a tal punto de buscar una lupa y observar que los copos de nieve pueden ser estrellas de diez puntas o similares a las flores más hermosas, e incluso mejores, porque eran perfectos.
La Reina de las Nieves fue en busca del nuevo Kay, frío y con su esquirla en el corazón, para llevarlo por el camino de la razón y la soledad, la frialdad y el intelecto: la verdadera felicidad. La Reina da a Kay un beso para borrarle su pasado y olvidar a Gerda y a sus seres queridos. Después de un tiempo, nadie buscaría a Kay excepto Gerda que emprende su búsqueda para encontrar a su amigo. En esta difícil búsqueda, se encuentra en diferentes situaciones donde debe enfrentar miedos y obstáculos, retroceder a causa de enemigos y avanzar gracias a la ayuda recibida. Kay, en el palacio frío de la Reina de las Nieves, jugaba juegos como “El juego del hielo de la razón”, pero no lograba formar la palabra “Eternidad”, a lo que la Reina le dice: “Cuando logres formar esa palabra, serás tu propio dueño; te daré el mundo entero y un par de patines nuevos.” La Reina se ausenta a causa de un viaje, dejando a Kay temporalmente solo cuando Gerda lo encuentra. Kay, ahora un niño oscuro, frío e inteligente, reconoce a Gerda cuando ésta le da un abrazo cálido. Según el cuento original, los niños logran escribir la palabra “Eternidad”, y son libres de regreso a casa, donde plantan sus flores; dos rosas, una blanca y otra roja.
Snezhnaya Koroleva, La Reina de las Nieves, tanto el cuento original como los films en 1957 y 1966, son considerados recuerdos de la infancia de muchísimas personas, que recuerdan a la Reina y a sus ilustraciones que causaban intriga, miedo y gracia, proveniente de una historia que es profunda y busca ser apreciada tanto en niños como en adultos.
“¡Ay!, aquel beso era más frío que el hielo y le penetró hasta el corazón que, por otra parte, era ya casi un bloque de hielo. Le pareció que iba a morir…pero esa sensación no duró más que un instante, después dejó de sentir el frío intenso que le rodeaba.”
“No te volveré a besar – le dijo ella – Un beso más te mataría.”
“Kay la miró; era hermosa, no podía imaginar un rostro que irradia una inteligencia y un encanto semejantes; no tenía aquel aspecto de hielo, como cuando le hizo una seña a través de la ventana; a sus ojos, era perfecta y no le inspiraba ya ningún temor; le contó que sabía calcular de memoria, incluso con fracciones, que conocía perfectamente la geografía del país y el número de sus habitantes; mientras todo eso le contaba, ella no dejaba de sonreír. No obstante, Kay tenía la impresión de que todo cuando sabía no era suficiente. Miró hacia arriba, el espacio infinito; la Reina de las Nieves lo tomó en sus brazos y juntos ascendieron por el aire; atravesaron oscuros nubarrones, donde el rugir del huracán evocaba en su mente el recuerdo de antiguas canciones; volaron por encima de bosques y de lagos, de mares y montañas; debajo, silbaba el viento, graznaban las cornejas y aullaban los lobos sobre un fondo de resplandeciente nieve. Arriba, en lo alto, una Luna grande y fulgurante iluminaba el cielo y Kay la contempló durante toda aquella larga noche de invierno. Al llegar el día, dormía a los pies de la Reina de las Nieves.”