Como licenciada en Psicología, durante varios años trabajé en hospitales públicos. Dentro de dicho ámbito, la observación siempre fue una herramienta más para conocer a quien llegaba a consultar acerca de algún padecer. Allí se inició mi pregunta sobre qué significaba ser paciente; allí empecé a observar la unión de sus diferentes acepciones: padecer una enfermedad y tener la paciencia para ser atendido, a veces, durante horas; aguardar un diagnóstico, sanar o morir.
Sabrán muy bien que la paciencia no es una capacidad que esté muy en boga en nuestros tiempos. Con la vorágine del ritmo de vida que llevábamos y el famoso vivir siempre «a mil» o «a full», nos fuimos olvidando que, en nuestra infancia, los juegos reglados nos hicieron aprender a esperar nuestro turno, ni qué decir del colegio donde los tiempos de espera eran tanto para ir al baño como para salir al anhelado recreo.
Hasta que llegó la pandemia del COVID-19 y puso de manifiesto (y, por qué no decirlo, también impuso) cambios en el estilo de vida de cada uno de nosotros, tanto a nivel personal como social. Fueron muchos estos cambios, pero uno de ellos, dado como consecuencia del distanciamiento social y de tener que hacer colas para ingresar a cualquier comercio, fue aprender (o, mejor dicho, reaprender) sobre los tiempos de espera. Hoy, para no contraer este virus desconocido que aún hoy no nos da tregua, debimos volver a aprender a «ser pacientes para no ser pacientes». Encontré, entonces, una nueva relación entre estas acepciones, pero esta vez podríamos decir, desde la prevención, que aguardando y respetando los turnos y tiempos de los demás (además de la obvia distancia y uso de barbijo) me protejo y protejo al otro.
Por lo general, y aunque a veces no nos demos cuenta, siempre estamos esperando algo más o menos grande o importante según la historia de cada uno. Ahora me arriesgo a decir que todos estamos esperando el fin de la pandemia para poder abrazar a nuestras familias y seres queridos sin temor. Y ya que nos toca esperar y seguir esperando, hagámoslo con paciencia, de manera que esa espera sea beneficiosa para todos.
Crédito de la imagen: Ph Ce Smile