Cuerpo, mente, espíritu
Por Fernanda Iturriaga | Argentina
“Yoga Ashtanga, es lo más difícil que jamás he hecho y también lo mejor”.
Cientos, miles de veces me han preguntado: ¿Qué es Yoga Ashtanga? y todas esas cientos, miles de veces, no me ha sido sencillo responder. Poder transmitirlo con palabras no es una tarea fácil, ya que las palabras, no me alcanzan. Es cómo querer explicar -¿Qué es la fé? – ¿Qué es el amor? -¿Qué es la amistad? Pues bien, intentar describir ¿Qué es el Yoga Ashtanga? , es tan inspirador y tan absurdo como intentar definir: ¿Qué es la vida?
A mi entender, es una práctica holística que no se puede explicar, sino más bien experimentar, como a Dios. Va más allá de creer o no en él. Sólo descubrís – ¿Qué es el yoga?- cuando lo experimentas día a día, en tu cuerpo, en tu alma y en tu corazón, porque Yoga, es eso, “Unión”: la unión del cuerpo, de la mente y del espíritu y esa experiencia es tan sabia, que tu percepción se va modificando a través de los años.
Entonces, experimentar Yoga Ashtanga , sería algo así como mirar hacia adentro y descubrir quién sos. Es, vivir a fondo y tener en cuenta que a veces vivir así, es complejo, pero que vale la pena asumir ese riesgo. Es, disfrutar y NO, de ese camino. Es, no escuchar a tus pensamientos y sí a tu corazón. Es, querer salir corriendo de una asana porque sentís que no la podes sostener. Es, saber que no vale abandonar pero también es, saber rendirse. Es, que una postura te haga llorar de emoción porque sabés que algo soltaste, o de dolor porque algo recordaste. Es, el regalo de transmutar la frustración en autoconocimiento. Es, reconocernos y aceptarnos tal cual somos, con amor y compasión, con fluidez y con humor. Es, que tus deseos salgan a la luz. Que tus sueños sean ahora tus metas. Es, descubrir tus talentos y tener el valor suficiente para desarrollarlos. Es, conocer tu máximo potencial y sorprenderte de vos misma. Es, que tus pensamientos sean consecuentes con tus acciones. Es, tener tu cable a tierra y tu cable al cielo. Es, perder el miedo a caerte.
Entonces, experimentar Yoga Ashtanga, sería algo así como curar heridas. Hasta la más profunda y vieja herida: esa que nunca pensaste que ibas a superar, esa barrera que siempre te costó vencer, ese miedo al que te acostumbraste y no te dejaba avanzar, ese límite que tenías , ya no existe. Al fin, un día te das cuenta, que esa herida está cerrada y que durante su proceso de sanación incrementaste tu perseverancia, tu entrega, tu amor, tu paciencia y sobre todo te expandiste, gracias al valor de tu respiración. Ahora sabés, que esa postura que no te salía, esa que te hacía temblar mientras intentabas sostenerla, esa que te hacía llorar de dolor, ya te sienta cómoda. Ahora sabés, que mientras respires, el miedo se transforma en valentía.
Entonces, alguna vez leí, que experimentar Yoga Ashtanga, sería algo así: “No se trata de ser super laxo. Se trata de aparecer en tu mat sin saber qué va a pasar y estar ok con eso. Se trata de rehabilitarte sin creer en lo que dicen los especialistas de que “estás muy lesionado o viejo”. Se trata de probar de hacer algo aún si sentís miedo y crees que es lo más difícil que jamás hayas soñado. Se trata de revelar quién sos realmente. Se trata de ser amable y gentil con vos mismo para poder ser amable con los demás. El Yoga se trata de averiguar que la mayoría de los pensamientos en tu cabeza no son ciertos. Se trata de estar sano sin necesidad de llevarte al límite. Se trata de bajar un poco la velocidad para fortalecerte. Se trata de respirar, moverse y sonreír internamente”.
Yoga Ashtanga, es una bendición, la bendición de enseñarte que no hay nada más importante en la vida que saber quiénes somos. Ser singulares. Ser uno mismo. Sencillamente por eso, Yoga Ashtanga es lo más difícil que jamás he hecho y también lo mejor.