Por Marlina Roh
Hace un par de sábados atrás, mientras almorzaba con mi hermana, quien recurre (como todos) cada tanto a una liberadora puteada, nos pusimos a divagar sobre las malas palabras. Es curioso, cuando se analizan aquellas palabras que históricamente se han vuelto «malas», las usamos cotidianamente sin detenernos a reflexionar sobre su malicia. Se suelen dividir siempre en los mismos grupos, y de allí sus variantes:
Grupo «partes ocultas del cuerpo»:
CONCHA-VERGA-CULO: hacen alusión sencillamente a aquellas partes del cuerpo humano que pertenecen a la intimidad personal; está claro que corresponden al tabú, pero ¿cuán malo puede resultar ser una «conchuda» o «conchudo»? ¿No lo somos acaso todas las mujeres? ¿Es muy malo para un hombre poseer algún aspecto femenino?
Una variante que me resulta graciosa es «La concha de la lora», personalmente me hace pensar siempre en un ave hembra de color verde con un conchero de vedette.
Grupo «asuntos pertinentes al sexo»:
PETE-COGER-FORRO: me da intriga como fue que algo tan útil y necesario en la educación sexual, y en la práctica, como un preservativo (forro) se pudo volver un sinónimo de traidor.
Sobre coger, hay un mito muy interesante de la palabra en inglés FUCK; dice el cuento que son las siglas de Fornication Under Consent of the King (‘Fornicación bajo consentimiento del rey’) , porque en la antigua Inglaterra había que pedir permiso al rey para poder tener sexo. No está comprobado que este mito sea real, de todas maneras no sería raro que un gran tabú haya derivado de alguna ley ridícula del antiguo poder aristócrata.
Grupo «de materia escatológica»:
MIERDA-CAGAR: estas son, tal vez, las más acertadas en la lógica de su uso, si bien la maldad en sus conceptos brilla por su ausencia, es verdad que la referencia es a lo desechable y sucio.
Y el más polémico y más usado
Grupo «en relación con la puta»:
PUTA-HIJO DE PUTA: según Julio César Londoño, la palabra puta deriva de un verbo latín procedente de un vocablo griego buzda que significa ‘pensar, creer, destreza, sabiduría, del siglo VI antes de Cristo. Pareciera ser que las mujeres de Mileto, que no estaban tan denigradas como las de Atenas, podían asistir a las academias. Cuando estas mujeres milesias tomaron el camino de Atenas, cautivaron a sus hombres, que estaban acostumbrados a esconder a sus mujeres y a usarlas solo para la procreación y tareas hogareñas. Estas esposas atenienses, enojadas y celosas convirtieron el vocablo griego buzda en puzda y luego en puta para referirse a una ‘sabihonda’ en un sentido despectivo y odioso. Esta palabra llegó a Roma, significando ‘sapiencia’ y ‘meretriz’ y siguió viajando hasta llegar a Hispania donde fue usada como látigo para censurar mujeres sabias de la alcoba.
Para seguir reflexionando, les dejo una décima de Clímaco Soto Borda (principios del Siglo XX):
Si pública es la mujer
que por puta es conocida,
república viene a ser
la puta más corrompida.
Y siguiendo el parecer
de esta lógica absoluta,
todo aquel que se reputa
de la República hijo,
debe ser, a punto fijo,
un grandísimo hijueputa.