Una vez me preguntaron la anécdota más linda, una que no pudiese ni quisiera olvidar. Una que no me interesara reclamar o poseer, pero que al final del día pudiera recordar. Así que, entre líneas dije lo siguiente:
Jamás pensé en flotar
Analicé bien como iniciar
Zarparme en saltar de un piso 20
Me parecía una idea incoherente
Ido un poco de mambo, escribí:
No te atrevas a saltar, colibrí
Sin embargo, permanezco en mi casa. Reparando los techos que ya no estan goteando. Porque algunas luchas, no queremos compartirlas. Y menos herir, por nuestra herida. Preferimos aullar a la deriva, por otro cruce misterioso del destino que había.
¿Comprendiste la razón escondida?