Primer entrega de una serie de artículos sobre las diez leyes de la filosofia hermética:
El Kibalyon, aplicados a la vida cotidiana.
“El tiempo es la mayor distancia entre dos lugares”
Tennesee Williams*
El tiempo es ahora. No lo digo yo, lo dicen las publicidades, los libros de autoayuda y tu maestro de yoga. Lo cierto es que yo creo que el tiempo es una construccción del hombre, como todo lo que nombramos por medio de nuestro lenguaje en este mundo. Algo intangible que nos vimos en la necesidad de crear para encontrar un orden en el caos cósmico de nuestro universo mental.
Claramente, la medición del tiempo ha sido un tema clave para el hombre a lo largo de la historia. Siempre existió una necesidad de mesurar la vida y entrar en consonancia con los ciclos que propone la naturaleza.
De los ciclos naturales surgen el día y la noche marcados a través de la salida y el ocultamiento del sol; de la vuelta que va dando la tierra alrededor del sol en su alejamiento y acercamiento al mismo en su órbita elíptica, surgen las estaciones. Y de la vuelta completa de este ciclo que se reinicia surge el año.
Varias culturas han legado su forma de medirlo, durante varias décadas 700 años antes de Cristo ha servido el calendario lunar, el mundo actual se rige prácticamente en su totalidad, por el año calendario de acuerdo a la cultura romana.
Sin embargo la comunidad judía celebra el año nuevo los dos primeros días del séptimo mes de calendario Hebreo y cada vez se tiene más en cuenta el año nuevo Chino que inicia en el mes de Febrero. El año nuevo puede ser celebrado en una fecha u otra, pero siempre causa sensación de renovación y optimismo.
Entonces… El tiempo…¿es relativo? Relativo a qué, a quiénes? Sin duda hay un factor de subjetividad relacionado a nuestra percepción del mismo y eso es lo que lo relativiza. El tiempo se te hace “eterno” cuando te aburrís en el trabajo y “pasa volando” cuando estás con la persona amada o haciendo algo que te apasiona. La calidad del tiempo puede ser otro factor que se presenta como distintivo: hay tiempo intenso, tiempo en que vivís muchas experiencias pudiendo capitalizarlas y períodos de tiempo que pasan sin pena ni gloria, tal vez por sentirnos “adormecidos” ante la rutina.
No podemos elegir que el tiempo no pase. Cada segundo es una gota que se va, pero el río sigue corriendo, con todas las modificaciones que hagamos en su cauce.
Por eso sí tenemos presente que EL UNIVERSO ES MENTAL, somos capaces de percibir nuestra actitud frente al aprovechamiento y la calidad del tiempo en diferentes situaciones, podemos eligir conscientemente e invertirlo en personas que nos hacen bien, actividades que nos expanden y despiertan y accionar para evitar la trampa de creer que el tiempo está perdido. Y ya que todo está en nuestra mente, podemos crear cada día, nuestro “Año nuevo”.
*Cita perteneciente a la obra “ El zoo de cristal” (1945) de Tennesse Williams.
.*MENTE, uno de los siete principios del hermetismo: todo es mente, el universo es mental. “El Kybalion” de Hermes Trimegisto.