Por Anabel Mica | Argentina
Una profecía que se autocumple o autorrealiza refiere a una afirmación sobre un hecho que todavía no se ha producido, pero que precisamente al enunciarla determina efectos en el presente, que crean la situación para que el suceso finalmente ocurra.
Paul Watzlawick, psicólogo y filósofo austríaco, fue uno de los principales autores de la teoría de la comunicación y de la psicoterapia que se dedicó a estudiar este tipo de fenómenos y sus consecuencias. Señaló que una profecía autocumplidora no sigue ningún proceso lógico, ni lineal de pensamiento, del modo tradicional de causa – efecto. Es más, si analizáramos la afirmación inicial en términos de “verdadera o falsa” podríamos incluso advertir que la definición es “falsa”. Son los efectos que produce en la realidad, los que determinan que la situación se vuelva “verdadera”.
Veamos un ejemplo: en un matrimonio, la esposa está convencida que la relación con su marido fracasará y entonces decide no apostar más a ella, dejando de hacer cualquier esfuerzo por fortalecer y dar continuidad a ese vínculo.
Quien pronostica el suceso llega a la conclusión de tener razón, pero lo más importante es advertir que fue ella misma -con su certeza y su actitud-, quien creó las condiciones para que esto ocurriera.
Las profecías autocumplidoras suenan convincentes, porque proceden de la convicción. El contenido de la profecía en sí no es tan importante, como sí su origen para producir el efecto. Sólo se puede cumplir una profecía cuando se cree firmemente en ella. La fuerza de la convicción sostiene la creencia.
Existen múltiples ejemplos de profecías autocumplidoras limitantes que pueden dificultar nuestro pleno desarrollo. Estas pueden haber sido formuladas por nosotros mismos, o -como ocurre habitualmente-, por la influencia de otras personas que emitieron una predicción sobre nuestras capacidades o posibilidades. Frecuentemente en la edad escolar pueden anclarse enunciados del tipo “le cuesta aprender”, “es un chico problemático”, etc., que luego se naturalizan y sostienen a largo de los años produciendo aún hoy efectos en el presente.
Paul Watzlawick estudió las declaraciones de los médicos al pronunciar pronósticos psiquiátricos, que operan bajo la dinámica de profecías autocumplidoras, muchas veces con una connotación lamentablemente negativa para los pacientes que confían ciegamente en la autoridad médica como “verdad” incuestionable.
Pero una profecía del modo de una predicción positiva, también puede utilizarse para adquirir un poder curativo, potenciando la fortaleza y confianza en uno mismo. Cuando la profecía se cumple produce cambios visibles, comprobables, más allá de la esfera del pensamiento. Es una clara comprobación de nuestro poder personal, de que somos capaces de influir en la realidad, somos mucho más que simples espectadores. Aprender a usarlas de forma constructiva, como un recurso para alcanzar un fin deseado es al fin y al cabo lo más importante del asunto.