La permanencia de la violencia en Colombia, un país católico, racista y discriminatorio, con gran influencia histórica de la curia romana, pareciera ser una especie de eterno retorno que se renueva continuamente, estando presente desde el inicio de la conquista española y, pareciendo que se ha institucionalizado en la cultura a lo largo de la formación de nuestra nacionalidad tri-étnica, primero a través de las guerras civiles durante el siglo XIX y luego en la violencia partidista, a partir de la década de 1930, y más específicamente, desde los años de 1946 en adelante, cuando el Partido Conservador retomó el poder, desembocando en los grupos guerrilleros de los llanos, surgidos para enfrentar a la policía chulabita del régimen del presidente Mariano Ospina Pérez y luego con los llamados pájaros, apoyados en parte por el Sistema.
Esta ola de violencia dejó en el país, según estiman los violentólogos, escritores especialistas en el tema, 200. 000 muertos, para un país que contaba en 1960 con 16,000,000 habitantes, Según el Centro Latino americano de Demografía, CELADE.
Un recuento de la violencia
Durante el Frente Nacional, gobiernos compartidos entre Liberales y Conservadores, entre los años de 1960 y 1979 cuando surgieron las FARC, el ELN, el M19, y otros grupos que se enfrentaron con el Establecimiento por el problema agrario y la injusticia social, la violencia tuvo una disminución. Luego se produjo un aumento de las muertes violentas entre los años de 1985 a 1992 posteriores a la toma y masacre del Palacio de Justicia por el grupo guerrillero M19 y el Ejército, una disminución entre los años de 1992 a 1996 cuando se logró un acuerdo con el M19 y, luego de la muerte del narcotraficante Pablo Escobar, un aumento entre los años de 1996 a 2002, como efecto de las negociaciones fallidas de Paz del Caguán con las FARC y el auge del Paramilitarismo, y una disminución durante los gobiernos de Alvaro Uribe debido a los acuerdos con los Paramilitares y al enfrentamiento con la guerrilla, entre los años 2002 y 2010.
Entonces la panorámica de los últimos veinte años del siglo XX y los primeros años del siglo XXI hasta el año 2010 ha sido la presencia continua de grupos paramilitares que controlaron también el negocio del narcotráfico y extendieron su dominio político y social a varias regiones de Colombia, apoyados camufladamente por sectores del Ejército, de la Policía, de los dueños de los medios de producción, y de sectores productores de esmeraldas.
Bandas herederas de los paramilitares
Luego de la desmovilización aparente de los Paramilitares, según varios observadores, durante el gobierno de Alvaro Uribe y de la extradición de sus principales jefes, se dice que para taparles la boca y que no delataran a sus patrocinadores, resurgieron bandas herederas de los Paramilitares, tales como los Urabeños, los Rastrojos, las Bacrim, las Aguilas Negras y otros grupos , en Departamentos de la Costa Atlàntica y en los llanos orientales.
Las guerrillas izquierdistas, FARC y ELN y otros grupos, aumentaron su presencia y acciones terroristas de tomas de pueblos hasta el año 2002, utilizando la injusta y terrible arma del secuestro extorsivo y acciones guerreras cada vez más osadas. Esto copó la paciencia de la burguesía y los grupos de poder económico clásico, sintiéndose alarmados de que la guerrilla se hallara a punto de tomarse el poder, lo que le permitió a Alvaro Uribe Vèlez,, con el apoyo de los Paramilitares, llegar a la Presidencia en las elecciones del 2002, con el lema de que había que acabar con la guerrilla a sangre y fuego,
El nuevo gobierno inició una guerra que se tradujo en una disminución y arrinconamiento de las acciones de las FARC y del ELN, sin haber podido extirparlas, a pesar del esfuerzo conjunto entre los Paramilitares y el Ejército, con apoyo de USA, ni haber tocado a sus principales jefes, los que fueron abatidos durante el gobierno de Juan Manuel Santos, del mismo Partido de la U, que lideraba Uribe, y que terminó separándose de su jefe a partir del año 2010..
Conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC
Iniciándose el gobierno de Juan Manuel Santos, y contrario a la política del gobierno anterior, se optó por iniciar unas conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC para tratar de acabar esa interminable guerra, que lleva más de sesenta años y que en el fondo es alimentada por la pobreza del país, el racismo, la falta de oportunidades, el marginamiento, la falta de presencia estatal en muchas regiones periféricas de Colombia. y en los últimos veinte años, sostenida por el negocio del narcotráfico, que viene sirviendo de financiamiento a todas las bandas armadas existentes, remplazándose cada día más el chantaje de los secuestros.
Prioritario acabar con esta guerra
En este contexto se hace prioritario acabar con esta guerra, tal como lo hicieron a su debido tiempo El Salvador, Guatemala, Uruguay y Nicaragua, No será la solución definitiva pero pareciera que es un paso en ese camino, contra el cual se opone el antiguo e inefable Alvaro Uribe, jefe de la reacción ultra-conservadora del momento y el Procurador ultra-católico, perteneciente al sector Lefebrista. Estamos entonces a la espera de lo que ocurra en los próximos meses en las conversaciones de Paz con las FARC que tienen lugar en la Habana, Cuba.