Por Sandra Huayanay | Perú
Mi mirada está hacia el techo oscuro del salón. Siento que acabo de perder contacto con el mundo real. Cierro mis ojos y vuelvo a un estado de calma que he descubierto desde que comencé esta clase. Mi cuerpo está completamente extendido en el suelo, sin ninguna intención más que de respirar. ¿En dónde estoy? ¿Donde me encuentro? ¿Como llegué aquí? Hace unos meses atrás empecé con un nuevo reto para mí. Decidí que era momento de explorar qué era eso que llamaba un amigo cercano como teatro. No puedo negar que actué varias veces en el colegio (todos con la razonable justificación de alzar mis calificaciones). Pero nunca lo había profundizado como hoy, que realmente lo hice.
Hay muchas personas dentro de mi entorno que se siguen preguntando por qué demonios gasto mi sueldo en “tonteras” como el teatro si no tiene ningún aporte fundamental a mi rimbombante carrera en el mundo del Comercio Exterior y los negocios. Bueno déjenme explicarles por qué deberían hacerlo.
Me hace sentir bien:
No es una broma. Dentro del teatro puedes encontrar una paz que no logras encontrar en el mundo moderno real, donde los ruidos, la tecnología, las rutinas de trabajo parecen tomar las vidas de las personas. Es como si todo esto nos tuviera envuelto y no podemos salir de ella porque nos hemos convertido-inconscientemente- en su esclavo. La relajación en el teatro es muy importante para poder realizar diferentes movimientos y posturas que podrán llevar a cabo la interpretación de un personaje.
El teatro no es solo decir palabras, requiere preparación física:
Después de tanto tiempo de holgazanear en mi pequeño dormitorio, he descubierto que para realizar las diferentes maniobras y movimientos necesito de un buen entrenamiento que me podrá ayudar con mi interpretación. Aprenderse el guion es una pequeña molécula de los que es actuar pero ¿se han imaginado cuantas horas a la semana un actor de teatro tiene que trabajar para que su obra salga estupenda? Son muchas horas y ello necesita mucha dedicación y esfuerzo. A partir de ese momento empecé a hacer actividades físicas más seguido y con mayor dedicación.
Es un medio para conocerte a ti mismo:
Gracias a la actuación yo pude descubrir muchas cosas, como el remedio a mi mala postura y mi Astigmatismo (ahora tengo que usar lentes). Pero no solo es algo que llegas a conocer físicamente, sino también mentalmente. Prepararse para un papel no es algo que uno realizar de la noche a la mañana y te das cuenta si realmente puedes expresar diferentes sentimientos del ser humano como el amor, el odio, el rencor o la codicia de una forma que realmente represente el papel a caracterizar. Yo he descubierto que expresar algún sentimiento cercano al amor me conllevaría a un shock emocional. Me es muy difícil, no solo en la vida real sino también en el momento de protagonizar (ahí tuve que apoyarme en lecturas que propicien ese sentimiento desconocido para mi).
Conoces personas y haces amigos:
Obviamente esto parte de la interacción con los otros que también están en tu salón de clases. Cada ejercicio o cada repaso de guión hace que uno tenga que interactuar y creen algún vinculo que lleve a la confianza (muy importante para las rutinas de trabajo) como a una gran amistad.
Dentro de ese breve momento de mi vida, conocí muchos amigos que realmente le apasiona esto. Es más, muchos de ellos creen llevarlo como una carrera profesional puede ser dura, no solo por las pocas plazas que hay para adicionar a una obra, sino porque se ha vuelto algo muy competitivo (mencionemos el caso de los nuevos rostros de la actuación que son solo chicos de moda con buenos cuerpos inflados y retocados que son conocidos gracias a los realities de televisión).
Pero a pesar de las adversidades, ellos siguen un sueño. No importa si fallecen en el intento o los vuelve miserables, más miserables se sentirían por haber hecho algo que nos les apasiona con la misma intensidad y devoción que ellos poseen para este noble arte. Mi partida hacia esos salones oscuros con espejos grandes y suelo de madera ha sido algo duro. Volveré, es una promesa.