Antes de comenzar a compartirles algunas reflexiones, me gustaría hacer una aclaración sobre mi nota anterior, «La esclavitud de las cosas».
El concepto sobre una vida más simple, con menos cosas, lejos queda de levantar las banderas de una vida absolutamente austera, evitando consumir o privándonos de cosas materiales, sino que tiene que ver con un consumo mucho más consciente y sin excesos, siendo selectivos y cuidadosos al momento de elegir los objetos que queremos que formen parte de nuestra vida. Siempre poniendo foco en aquellos que nos aportan un verdadero valor y que nos permiten acercarnos a nuestros objetivos personales y laborales de manera integral.
Hecha la aclaración y volviendo al título de la nota, quisiera contarles desde mi propia experiencia, por qué pienso, creo y siento que ordenar tiene impacto en cada una de las áreas de nuestra vida y que es una excelente herramienta de reseteo mental.
Ordenar nuestras cosas —no solo guardarlas, sino reflexionar sobre ese acto— es nada más y nada menos que un proceso de toma de decisiones.
Elegimos con atención racional y emocional los objetos que intencionalmente deseamos que formen parte de nuestra vida, y nos desprendemos de los que no, o bien porque ya no nos representan ni son coherentes con lo que somos, o bien porque ya no están alineados con la persona en que queremos convertirnos. Y cuando hablo de «convertirnos», no lo hago pensando en cambiar totalmente quienes somos, sino más bien en encontrar o redescubrir nuestra esencia, evolucionando y avanzando cada día hacia una mejor versión de nosotros mismos.
Ahora me gustaría bajar estos conceptos un poco más a lo concreto. ¿Por qué creo que ordenar los objetos, tanto en los espacios personales como en los laborales es una herramienta tan útil? Pues, como les comentaba en mi nota anterior, utilizamos gran parte de nuestro tiempo, energía, atención y dinero en comprar, ordenar, limpiar y mantener objetos y, al mismo tiempo, tenemos desorden en muchas otras áreas de la vida, como puede ser nuestra salud, nuestros vínculos o nuestras finanzas y, muchas veces, nos sentimos tan abrumados y sobrepasados que ni siquiera somos capaces de ver por dónde comenzar a desenrollar el hilo.
Entonces, ordenar de forma consciente nuestras cosas y nuestros espacios se convierte en una forma concreta, tangible y observable de experimentar una sensación de liviandad y paz, lo que nos permite estar preparados para descubrir y abordar otras áreas definitivamente mucho más importantes de nuestra vida, que hasta el momento estaban escondidas bajo el desorden.
Siento, sin lugar a dudas, que ordenar es una poderosa herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal que vale la pena experimentar.
Agradecida como siempre a quienes usan su tiempo para leerme. Simplemente, deseo haber contribuido a la reflexión.
¡Hasta la próxima!
Si quieres saber más sobre Laura, escucha la entrevista que le hizo Rob Martínez en Ridyn Cast, el podcast de Ridyn.