¿De qué se trata? | ¿Cómo identificarla? | ¿Cómo cambiar las cosas?
¿Qué es la violencia obstétrica?
Se entiende por violencia de género a toda conducta que menoscaba la dignidad, produce un daño en la integridad física o vulnera los derechos de las personas, tomando como criterio la construcción social del rol que debe desempeñar según el sexo biológico y/o apariencia física. Generalmente esta violencia se sustenta en una concepción dicotómica del género (hombre/mujer – fuerte/debil).
Uno de los tipos de violencia de género son las injusticias en relación a la salud, en las cuales se utiliza como criterio el grado de libertad que las personas tienen para escoger sus condiciones de vida. Este es el caso de la violencia obstétrica, la cual hace referencia a la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales del embarazo, parto y puerperio. Esto trae consigo una pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres.
Camarco Cuevas (2009) expone que existen dos ocurrencias históricas de incalculable impacto en la vida reproductiva de las mujeres:
- La atención médico-obstétrica trastocó los protagonismos, pasando de manos de las parteras a manos de profesionales de la salud.
- Se trasladan los partos del hogar a los hospitales, concibiendo éstos como el espacio que certifica seguridad para las madres y los/as recién nacidos/as.
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Estas ocurrencias fueron posibilitadas gracias a la “indiscutible verdad” de la ciencia y el saber médica. Desde el nacimiento de la medicina moderna hasta nuestros días, las mujeres han sido pensadas como objetos, no como sujetos, y el poder médico se ha adjudicado progresivamente el derecho de establecer quiénes son las mujeres y cómo deben ser tratados sus cuerpos y sus vidas. El modelo dominante occidental de atención a la reproducción humana, se sustenta en una ideología que impregna de significados patriarcales los distintos momentos, como el embarazo, parto y puerperio.
En la actualidad la salud reproductiva de la mujer esta intervenida por el poder médico
La práctica médica ha enajenado el cuerpo de la mujer, lo cual ha traído como consecuencia la pérdida de su autonomía y la dependencia, marcando un hito de profundas repercusiones negativas en la vida de las mujeres.
Panorama actual
La práctica de la medicina obstétrica se encuentra atravesada ideológicamente por un discurso patriarcal y biologicista que reduce y violenta a las mujeres que atraviesan el fenómeno del parto. Numerosas parturientas pasan por situaciones de diferentes tipos de violencias que se visibilizan en los siguientes testimonios:
“Te vamos a dar un trapito, te lo vas a poner entre los dientes y te vas a aguantar el dolor” (Lorena)
“Se lo llevaron a neonatología sin dejarmelo ver” (Laura)
“Yo era una cosa. Estaba abierta de piernas y todos pasaban gritandome” (Diana)
“Estaba anestesiada en un pasillo sin saber siquiera si mi hija estaba viva” (Erika)
“La cesarea tenía que ser en ese momento porque el venía de 100km y no se iba a volver” (Paula)
“Me introducían cosas en el suero y nunca me dijeron qué eran” (Lola)
(Fuente Agrupación Las Casildas)
En Argentina existe a partir del año 2004 la Ley de Parto Humanizado (Ley Nacional Nº 25.929, 2004). Esta ley promueve los derechos de las madres, padres e hijos durante el embarazo, parto y postparto, tanto en el ámbito privado como público.
Esta ley garantiza que, se brinde información suficiente y comprensible a las mujer durante todo el proceso y de todas las intervenciones; sean tratadas con respeto, intimidad y considerando sus pautas culturales; se respeten los tiempos biológicos y psicológicos; las mujeres puedan estar acompañadas por una persona de su confianza; y que los padres estén con su hijo mientras permanezcan en la institución de salud.
Por otro lado en el país existe la Ley Nacional Nº 26.485 (2009) de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Esta tiene por objetivo la eliminación de la discriminación contra la mujer, el desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre la violencia contra las mujeres, la remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres, la asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales y privadas, entre otras. En esta legislación se reconoce a la violencia obstétrica como uno de los tipos de violencia contra las mujeres.
Si bien estas leyes existen desde el año 2004 y el año 2009 es preciso preguntarse si estas disposiciones se cumplen en la práctica. Según el informe de UNICEF al año 2013, doce provincias han adherido a la Ley de Parto Humanizado o han sancionado una ley provincial que tiene un contenido similar.
A pesar de estas legislaciones y la aceptación por parte de algunas provincias aún se visualiza en estas un cumplimiento desparejo de la misma, variando en cada Institución.
¿Cómo cambiar las cosas?
Personal de salud
Se hace necesario un trabajo reflexivo y crítico por parte de los equipos médicos de salud que hacen parte de los servicios de obstetricia. Observar sus propias prácticas y tomar conciencia de lo que reproducen podría llevar a relaciones de igualdad, en las que no se vulnere a las mujeres por su condición.
Política pública
Cuando se está faltando a la ética profesional es necesario que intervenga la política pública a velar por los derechos que están siendo avasallados. Es ineludible la presencia de mecanismos estatales que controlen e intervengan en las prácticas que atentan contra un parto en condiciones dignas.
Mujeres embarazadas
Es de suma importancia que las mujeres que atraviesan por el fenómeno del embarazo puedan tomar conocimiento de sus derechos y visibilizar los diferentes tipos de violencias. Hoy en día existen organizaciones no gubernamentales que luchan por el derecho de las mujeres embarazadas y sus familias, promoviendo procesos de parto más naturales y menos intervenidos.
Sociedad
Es necesario que comencemos a visibilizar las violencias que se enraízan en lo cotidiano avaladas por un discurso patriarcal y normativo que se sustenta en las diferencias de género. Si bien aquí se habla sobre la violencia obstétrica, que es una de las violaciones a los derechos, por las que pueden pasar las mujeres, existen múltiples formas de subordinación a las que es necesario estar atentas y atentos de manera constante.