Por Marlina Roh | Argentina
¿Qué preferís, la fama o el dinero?, me habían hecho esa pregunta en una entrevista laboral y no supe qué responder, pero la pregunta empezó a martillar en aquel entonces.
House of Cards, personajes complejos y una trama que trasciende el planteo político para llegar a generalizarse en una simple pregunta: ¿dinero o poder?
Formidable actuaciones y una clara escenificación de cómo funciona cualquier tipo de sistema o comunidad de seres humanos. La maldad nunca es absoluta como tampoco lo es la bondad, mutación de los personajes y un final que otra vez vuelve a darle la razón a El Príncipe de Maquiavelo.
Terminé la tercer temporada y al fin pude responderme aquella interrogante que me había dejado muda en esa entrevista, y para mi sorpresa, si bien es ingenuo responder tan compleja pregunta con el método “blanco o negro”, me incliné por el dinero…si, si, prefiero el dinero al poder.
Elijo el dinero como medio para acceder a las distintas posibilidades de PODER hacer todas esas cosas que uno posterga o las deja en el cajón de “algún día” mientras sale a ganarse la vida. El dinero tiene mil formas y estamos acostumbrado a designarlo como el culpable de la falta de tiempo, la falta de energías, la falta de libertad…
Puede ser…
Pero lamentablemente es el medio de intercambio para lo que sea que se haga, por lo menos hasta animarse a formar una comunidad autosustentable, que a lo que mi respecta estoy muy lejos todavía…
Ahora, cuando el dinero deja de ser el “medio para” y pasa a ser “la razón de” toma la forma de poder y esa es la trampa.
Así que si me dan a elegir entre ganar la lotería o ser presidente, creo que ya se que responder (claro que hay más de una respuesta válida, no existe una correcta).