Cinema Paradiso
Hay películas que son estrenadas y en poco tiempo olvidadas. Otras son vistas varias veces hasta que se transforman en un “clásico” y se instalan en el inconsciente colectivo. Algún tiempo después, otra generación se encuentra con esas viejas obras de arte y sienten esa emoción que conmovió al público presente en la fecha del estreno. Algunas cosas nunca pasan de moda, entre ellas se encuentra “Cinema Paradiso”.
Si bien fue estrenada en 1988, la historia se sitúa a fines de la década del 40. Un pueblo pequeño, en Italia, es el escenario donde transcurre la cotidianeidad de una población, que de tanto en tanto se toma un rato libre de sus tareas para ir al único cine que está cerca: el Cinema Paradiso.
Detrás de escena está Alfredo, el encargado de proyectar las películas y de cortar las escenas de besos entre parejas, porque así lo ordenó el sacerdote. Por otra parte, hay un niño pequeño llamado Totó, que cuando no hace enojar a su madre, se escapa a visitar a Alfredo porque tiene una gran admiración por su trabajo y todo lo que el cine implica. Poco a poco, estos dos personajes se irán uniendo en una gran amistad.
A medida que pasa el tiempo, los protagonistas se van chocando con distintos problemas. Así, Alfredo se queda ciego tras un incendio y Totó, por su parte, se enamora de una chica con la que le está prohibido tener una relación. Continúan juntos, ambos con la misma pasión por el cine, ambos buscando respuestas en las películas para sus problemas.
Esta es la historia de un cine que reunía a todo un pueblo, que se sentaba a reír, llorar y temblar, si era necesario, con cada película. Esta es la historia de la importancia que puede llegar a tener el cine en la vida de las personas. Esta es la historia del sueño de Totó y de su entrañable amistad con Alfredo.