Andar en bicicleta es una actividad que está creciendo a nivel mundial. En muchos países se han implementado sendas exclusivas, se habilitan estacionamientos, se organizan paseos para disfrutar sobre ruedas, etc. Incluso hay varios proyectos en marcha para obtener energía sustentable a través del pedaleo.
Bajo el lema “un auto menos” los ciclistas urbanos pedalean orgullosos de estar colaborando con el cuidado del planeta.
Se puede estar cansado, triste, aburrido; subirse a una bicicleta siempre reconforta. Basta sentir el sol en la cara, la libertad de manejar el tiempo y de escabullirse en medio del tránsito, y todo cobra otra perspectiva.
Recuerdo perfectamente la primera vez que anduve en una bici sin rueditas. Fue en una calle tranquila del barrio de mi infancia. Yo tenía 6 años y los brazos de mi abuelo me protegían de las caídas. Todo eran titubeos, temor y un cosquilleo en la boca del estómago. Y de repente me sentí más liviana, como si fuera a levantar vuelo. Ya nadie me sostenía, al fin me desplazaba sobre dos ruedas, libre como el viento.
Pero, ¿qué beneficios concretos trae esta actividad sobre nuestro organismo?
- Mejora el sistema cardiorespiratorio. Disminuye la presión sanguínea, optimizando el funcionamiento de nuestro corazón y aumentando la capacidad pulmonar.
- Fortalece los músculos de las piernas, glúteos y abdomen. Como así también los músculos de la espalda, lo que colabora con la reducción de los dolores de cintura, producto en general de las malas posturas.
- Aumenta la densidad ósea, disminuyendo los riesgos de padecer osteoporosis o fracturas.
- Aumenta la producción de endorfinas, hormonas que generan una sensación de bienestar.
- Mejora la digestión y la regulación intestinal gracias al movimiento rítmico de los miembros inferiores.
Eso sí, ya sea que utilicen la bicicleta con fines deportivos, recreativos o como medio de transporte; nunca olviden: adoptar una correcta postura de pedaleo, utilizar casco, colocarle luces a nuestro vehículo para ser lo suficientemente visibles durante la noche y, por sobre todo, respetar las señales de tránsito.