Por Joale Aristimuño | Venezuela
No nos caigamos a mentiras, a todos nos ha pasado que parecemos cansados ante situaciones y cuestionamos al destino por no cumplir metas o sueños trazados. ¡No desmayes! Los grandes soñadores tienen grandes triunfos. Ya habrás escuchado o leído de gente como Steve Jobs, fundador de Apple.
Hablaba en artículos pasados sobre el poder que tiene la palabra, pero hemos pasado por encima muchas veces el poder que tiene la propia mente, y esa característica que llamamos “sueños”, y no específicamente los que tenemos cuando dormimos profundamente, sino esa posibilidad de moldear el futuro en nuestra mente, el lugar donde queremos estar, con quien estar y haciendo gran cantidad de cosas.
A todos nos pasa, le perdemos la fe a los sueños, porque algunos no logran cumplirse tal cual lo pensábamos, a esto, la respuesta es “constancia”, «Una persona aprende a nadar, por la cantidad de intentos en la práctica» y describimos la parte física, ¿pero es necesario entrenar la mente para construir los sueños? Volvemos al punto, la constancia del pensamiento será la clave para mentalizar y materializar; y definamos la palabra “mentalizar” como “creerse el cuento” o mejor dicho, creerse el sueño, y “materializar” los pasos que debemos llevar a cabo para hacerlo.
El momento del que les hablo, que seguramente todos hemos vivido, donde desmayamos por instantes sobre la posibilidad de cumplir sueños, pasa… y pasa tanto que el fracaso intangible, debe convertirse en tracción para materializarlos. Sueños o metas a corto, mediano y largo plazo, pero primero el bebé gatea, luego camina, finalmente corre y esta no será la excepción. Así que traza metas a corto plazo, que te ayuden a cumplir el gran sueño, ese mismo que no te deja dormir por las noches.
Nada más cierto que ver el vaso medio lleno o medio vació, el fracaso de los sueños son la energía que necesitamos para seguir luchando, o por el contrario la pieza de tranca para avanzar, es cuestión de actitud, cuestión de constancia.
Momentos en los que se pierde la esperanza por completo, ¡sucede! Pero hay circunstancias que te obligan a soñar, situaciones inesperadas, la cola del banco, el triunfo de tu amigo, el mensaje equivocado o el mural alentador, nunca es tarde para soñar, nunca es tarde para volar.