En aquel entonces nunca pudimos imaginar salir de la estabilidad y confianza que generaba la rutina de una oficina donde la experticia en una sola actividad y las relaciones jerárquicas de empleados y jefes caracterizan los contextos laborales.
Según el origen de la palabra, nómada es aquella persona que vive yendo de un lugar a otro, sin vivienda fija. Tal como los nómadas de siglos pasados, para los nómadas digitales, la libertad, flexibilidad y curiosidad son los principios que conforman su existencia.
El placer de viajar y también de trabajar
Los nuevos tiempos, sin duda, abren otras perspectivas. Los millenials rompen ahora con aquel viejo adagio de «Vivir para trabajar», reinvirtiendo este valor por «Trabajar para vivir». Si bien estas generaciones ya no conciben la tradición laboral de 8 horas como lo hacían sus abuelos, tampoco pueden quedarse estáticos en un solo lugar dejando de lado sus anhelos o deseos de conquistar nuevos mundos desde el placer y el disfrute.
Ser emprendedor, estar en búsqueda de las diferentes oportunidades, saber gestionar el tiempo, disfrutar de la sorpresa aprendiendo y conociendo nuevos territorios y culturas son ahora los ingredientes clave para orientar los caminos laborales de los jóvenes de hoy, quienes solo necesitan contar con Internet (y más específicamente, con Wifi) para sentirse listos para lo que sea.
Diferentes modalidades
Aun cuando las profesiones más comunes que desempañan estos nómadas digitales son el diseño, el marketing o la programación, hay otras ramas vinculadas a la formación, mentoría y psicología que también podemos destacar, como la que ejercen coaches, consultores o terapeutas; estos, gracias a las ventajas de ciertas plataformas como Zoom, pueden ofrecer el mismo tipo de servicio que ofrecerían en un contexto presencial. De hecho, por lo mismo, últimamente se sumaron a esta tendencia traductores, editores, conferencistas y profesores de idiomas.
Desmontando mitos
Ser nómada digital no es tan fácil como se refleja en las fotografías de Instagram u otras redes. No se trata solo de pasear, dormir hasta tarde o disfrutar de los viajes nada más. Se requiere de gran compromiso, responsabilidad y disciplina para administrar el tiempo, cumplir con las obligaciones y, sobre todo, sostener la buena reputación.
Muchas veces por las diferencias horarias de un país a otro, hay que sacrificar ciertas horas para poder establecer las reuniones. El choque de culturas, la vida en extremo minimalista, la tendencia a la soledad, el riesgo financiero, entre otros, puede resultar agotador por la cantidad de retos que implica esta no siempre armónica combinación de viaje y trabajo.
Las ventajas
Una de las grandes ventajas es la gran flexibilidad de horarios. Esto les permite a los nómadas digitales ser más productivos, decidir cuándo y dónde quieren trabajar, y planificar las múltiples experiencias de ocio y de disfrute que vivirán en su viaje.
Optar por este estilo de vida te permite disfrutar de cada detalle y compañía, disfrutar de lo simple y aprender a confrontar la incertidumbre. Como están abiertos a lo desconocido que se les va presentando, los nómadas digitales no se sienten presionados por muchos de los estereotipos o exigencias sociales del consumismo, así que pueden darse el lujo de estar más sueltos y relajados.
Encontrarse a sí mismos para vivir mejor es también una elección para muchos de los que siguen este rumbo.
Mira esta entrevista que Rob Martínez le hace a uno de los referentes de la movida nómada: