“Recuerden mis palabras, una combinación de avión y auto está por venir. Podrán reírse, pero vendrá”. Henry Ford – 1940.
Tan sólo nueve años después, Moulton Taylor diseñó y voló con su Aerocar, probando la viabilidad de la fantasía de Ford. Pero apenas se construyeron tres modelos. El sueño de disponer algún día de un vehículo que pudiera ofrecer al mismo tiempo la libertad de volar y circular por las calles continuó frustrado. Al menos hasta ahora.
El diseño por computación, los sensores para evitar obstáculos y la ciencia de materiales han avanzado tanto que las autoridades están ahora muy cerca de dar su aprobación a los autos voladores. “Desde los hermanos Wright y Henry Ford hemos soñado con combinar el avión con el auto”, dice Dick Knapinski, portavoz de la Asociación Experimental de Aviación en Estados Unidos (EAA). “Pero obstáculos culturales, regulatorios y de ingeniería han estado siempre en el camino”.
En julio de 2013 la empresa Terrafugia, con sede en Boston, presentó su “avión rodante”, Transition, en el evento que organizó la EAA en Oshkosh, Wisconsin. “Tenemos un certificado experimental de la Autoridad Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, que significa que todavía tiene que mantenerse lejos de zonas pobladas”, explica Richard Gersh, vicepresidente de desarrollo de negocios de Terrafugia. “Pero todo está dirigido a obtener una certificación completa”, añade.
Cuando el Transition salga a la venta, lo que podría suceder en dos años, dependiendo de cuánto se tarde en obtener la certificación de seguridad, se venderá a un precio de US$280.000, un poco más barato que un avión. Según Gersh, la empresa ya ha recibido más de 100 pedidos.
El portavoz de la FAA, Les Dorr, dijo a la BBC que si “un auto volador tiene que operar en las carreteras de Estados Unidos, entonces el vehículo debe cumplir los estándares tanto del departamento de Transporte como del de aviación”.
Mirando hacia el futuro, el concepto de Terrafugia, el TF-X, incorporará un sistema de despegue y aterrizaje vertical gracias a las hélices en las alas desplegables, combinadas con una hélice trasera para impulsar el vehículo hacia adelante. Será un automóvil volador híbrido que podrá alcanzar una velocidad de 320km/h y un rango de vuelo de unos 800 km.
La empresa espera incorporar sistemas de piloto automático y nuevas tecnologías de sensores para evitar obstáculos, para que pueda mantenerse alejado del tráfico, el mal tiempo y espacios aéreos restringidos. También incluirá un sistema completo de paracaídas en caso de que se produzca un fallo total del motor, y un sistema de aterrizaje automático por si el piloto queda incapacitado.
El auto volador TF-X es un vehículo híbrido de cuatro asientos que despega verticalmente. Pero Gersh estima que al TF-X todavía le faltan “cerca de diez años” antes de que pueda convertirse en una realidad.Por su parte, el Centro de Educación y Tecnología Indígena (I-TEC), ha desarrollado el Maverick LSA, un auto todo terreno que puede volar usando una combinación de hélice trasera y paracaídas. El paracaídas está acoplado a un mástil flexible para evitar que ensucie la hélice trasera.