Existen muchas recetas que llevan especias dentro de sus ingredientes. Existe también una manera práctica de agregarlas durante la cocción y luego poder retirarlas sin dejar mayor rastro que su inconfundible sabor.
Como sucede con la mayoría de los ingredientes, hay amantes y detractores de cada uno de ellos. Las especias, no se quedan afuera de esta clasificación, pero sin embargo los fanáticos de sus sabores elijen usarlas en cada posibilidad dulce o salada que las amalgame, entienda y logre conjugar en una misma receta los sabores, perfumes e identidad única que tienen cada una de ellas.
Se pueden conseguir en las dietéticas en polvo o enteras y dependiendo del uso que vayamos a darle podemos usar las enteras y machacarlas con un mortero o usar directamente las espacias en polvo que formarán parte del todo cuando la receta esté terminada.
Si se trata de una tarta y queremos que la masa tenga sabor a canela por ejemplo, necesitaremos usar canela en polvo, ya que de este modo lograremos que se integre dentro de los ingredientes. Pero si vamos a hacer una torta galesa o un vino caliente, podemos hacer directamente una infusión armando un “paquetito” hecho con gasa (la que se compra en las farmacias), poniendo todas las especias a utilizar rotas de manera grosera en su interior, y atando con un hilo para cerrar el paquetito y que no se salgan.
De este modo, las especias en infusión largarán todos sus aromas y sabor durante todo el tiempo que se realice la infusión y luego podremos retirarlo sin necesidad de colar el líquido y habiendo obtenido exactamente el mismo resultado.
Es importante recordar que las infusiones deben hacerse en caliente, para lograr así el máximo de sabor.