Soy colombiano, no chorro
Durante los últimos meses, en la Argentina, se ha consolidado una idea en el pensamiento colectivo de varios grupos sociales del país. Muchos nacionales de la tierra de Borges, lamentablemente, piensan que tener un pasaporte expedido por la tierra donde nació otro genio de las letras, Gabo, es sinónimo de ser un «chorro«. Y digo «lamentablemente» no porque me afecte, pues creo que nunca me dará vergüenza decir que soy colombiano. Lo digo porque es triste que un argentino pueda tener ese pensamiento tan pobre, potenciado por la prensa que de objetividad cada vez demuestra saber menos. Pensar eso es igual de ridículo a creer que cualquier porteño es tan falso como Jorge Mario Bergoglio alias «Francisco».
Aunque no se puede tapar el sol con un dedo, ni negar que hay colombianos que vienen a vivir de la ilegalidad, tampoco es grato que por los monstruos de la información se cree una xenofobia que, definitivamente, resulta inaceptable. De hecho Colombia no está siquiera entre las 3 nacionalidades que más presos aportan a las cárceles argentinas. Paraguay, Bolivia y Perú son los 3 países que están al tope de esas cifras pero, aunque suene «cómplice» (como me llamó un periodista del periódico El Clarín, tras escuchar mi argumento), están allí, pues: son los países que mayor número de extranjeros aportan a la Argentina.
Y es que, seguramente, por eso mismo, el número de colombianos que tienen causas en la justicia argentina ha aumentado. Basta con ver una estadística otorgada por Migraciones que corrobora mi afirmación. En el 2008, por ejemplo, se presentaron 5.442 radicaciones de ciudadanos colombianos con el fin de obtener una residencia temporaria, mientras que el año pasado el número de solicitudes que recibió Migraciones fue de 16.795. Algo que se ve reflejado en el número de presos que presentan los centros penitenciarios en este país. De los 43 detenidos colombianos que había en 2008 en la Argentina, se aumentó al número de 140 en el año de 2012; bastante lejos de los 1014 paraguayos que estaban en alguna cárcel argentina a fines del año 2012. Principio de directa proporcionalidad.
A los colombianos (y a cualquier otro extranjero), que sean condenados por algún tipo de delito hay que hacerlos pagar su condena. No se pide inmunidad. Lo que exijo es que personas como el secretario de Seguridad, Sergio Berni, tengan la capacidad de diferenciar entre uno de los delincuentes y uno de los extranjeros que vienen acá a hacer las cosas bien. Yo no tengo porque ver cómo ese señor sale en todos los periódicos, canales de televisión y radios con su discurso que, simplemente, genera malestar en el pueblo argentino. Y es que el discurso de Berni raya en un nacionalismo que hace daño. El mismo nacionalismo que fue el germen de la ultima dictadura que vivió el querido pueblo argentino.
Y quiero aclarar que no estoy defendiendo a mis compatriotas, ni a los peruanos, ni a los rusos, ni a nadie. Simplemente elevo esta voz de protesta porque creo que no es justo que miles de personas que aportan significativamente al desarrollo del país, como son los extranjeros, tengan que sentir vergüenza de su nacionalidad. Es cierto que, en el caso de los míos, el peso histórico de personas como Escobar lo vamos a cargar durante años, pero eso no significa que un colombiano deba sentir cómo cambia el color de su rostro cuando algún querido amigo argentino le pregunte: «Che, ¿de dónde sos?».