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Balthasar Kłossowski, más conocido por Balthus Rola, nació en París el 29 de febrero de 1908. De ascendencia polaco-francesa, perteneció a una de las familias más importantes de la élite cultural parisina. Su padre era Erich Klossowski, un destacado historiador de arte, y su madre, Elisabeth Dorothea Spiro, conocida como Baladine Klossowska, también pintora, lamentablemente más conocida por ser la amante del poeta Rainer Maria Rilke.
La atemporalidad en su obra
El tiempo en la pintura de Balthus es trascendental. Plasma el tiempo de la infancia. Un tiempo anterior a la conciencia misma del tiempo. Más que la temporalidad de la historia, se evoca la temporalidad de los actos arcaicos y primitivos. Reproducción e infinitud que se excede siempre en las mismas escenas, los mismos momentos de ensueño, de deslumbramiento erótico, de imaginación, de juego, de fatalidad y de expectativa.
Es que lo importante para Balthus era expresar, a través de su obra, los ritos de iniciación que marcan el paso de la infancia a la adultez.
Sin embargo, muchas de las pinturas de Balthus representan a mujeres jóvenes en posiciones eróticas. De hecho, una de sus obras más importantes, La lección de guitarra (1934), produjo una gran polémica en París debido a que representaba una escena lésbica explícita protagonizada por una joven y su maestra (véase la imagen al final de la nota).
Polémica y controversia
Como ya sabemos, la desnudez y la sexualidad es algo que incomoda incluso en nuestros días, y esto no lo podemos negar. Obsesionado con poder reflejar la metamorfosis que se produce en los cuerpos en el período que va de la infancia a la madurez, a través de escenas donde la sexualidad propia del universo adolescente y adulto aparece de manera patente, se le llegó a acusar de pintar «lolitas libidinosas». Balthus, a modo de defensa, explicaba que sus cuadros representaban la fragilidad y la violencia del instinto femenino. Interesante respuesta, ¿no les parece? Esta obsesión terminó por imponerse, a tal punto que llegaron a llamarlo «el Freud de la pintura» por su interés en mostrar, sin tapujos, la sexualidad de la mujer.
Muchas de sus obras pueden resultar violentas, y, efectivamente muchos museos, en la actualidad, así lo sugieren cuando exponen su trabajo. Algunos lo han calificado incluso de «artista degenerado» por su forma de personificar a mujeres en posiciones tan insinuantes. Él, sin embargo, aseguraba que en su forma de mirarlas y tratarlas no había nada de perversión, pues, para él, ellas representaban la pureza más absoluta.
Su obra sigue produciendo rechazo y controversia. Hace aproximadamente dos años hubo un pedido a través de Internet que juntó más de 10.000 firmas para descartar del MET (Museo Metropolitano de Arte de Nueva York) la pintura Thérèse Dreaming, de 1938, en la que aparece una joven recostada con la pierna elevada en una silla mostrando su ropa interior (véase la imagen que encabeza esta nota). A raíz de esto, el director del museo Folkwang de Essen canceló la muestra planeada de Balthus por las presiones que recibía (tacharon al artista de pedófilo y al museo de cómplice).
Erotismo o pornografía
Balthus, en todo momento, defendió su trabajo diciendo que no había nada de pornográfico o de pedófilo en sus obras.
Sin embargo, el fantasma de la pedofilia siempre siguió a su pintura. En 1934, en su primera exposición, presentó ocho obras, el público consideró que eran muy provocadoras, y nadie quiso comprar ninguna pintura. Esto le provocó una terrible depresión, lo que hizo que, unos meses más tarde, intentara suicidarse.
La única obra que Balthus reconoce como pornográfica es La lección de guitarra, que la realizó cuando tenía 28 años.
Desnudez, erotismo y sociedad
Por cómo están las cosas, es posible que a Balthus lo hubiesen tachado de pervertido incluso en nuestros días. Sin embargo, su obra abre un debate interesante acerca del erotismo, la contemplación y la expresión creativa.
A través del arte podemos observar y debatir acerca del progreso de la cultura y por consiguiente de la sociedad.
¿Se conseguiría articular en la actualidad una exposición de un artista que pinta modelos preadolescentes y refleja la sexualidad innata del ser humano? Y no me refiero a desnudos sugerentes y demás, sino a aquello que pertenece al mundo privado, que, tal vez, no estamos preparados para ver, más allá de que, muchas veces, expongamos nuestra intimidad en las redes sociales. Quiero decir que no estamos preparados para que un artista con una técnica tradicional y académica nos muestre abiertamente una realidad que se tiende a ocultar. Por eso creo que una exposición de estas características sería considerada una provocación.
Balthus creó obras de un realismo perturbador, incluso para los ojos del espectador de hoy en día, que puede llegar a percibir en muchas de ellas una suerte de apología a la pedofilia. En cuanto al desnudo, está claro que un cuerpo despojado de sus vestimentas ya no nos perturba, pero si le damos un sentido específico (y negativo) a esa corporeidad, nos sentiremos inevitablemente traspasados.
*Nota de los editores: Las imágenes aquí publicadas no pretenden dañar la sensibilidad de nuestros lectores. Estas solo fueron sugeridas por la autora para ilustrar los temas que aborda en esta nota.