El primer disco de Manal es una de las construcciones más completas y originales de la historia del rock argentino. En él podemos escuchar rythm & blues, rock y jazz. Las letras tocan temas como el existencialismo, la descripción urbana y las relaciones humanas en una síntesis original.
En el track «Avellaneda Blues» aparecen las imágenes de un paseo por el suburbio portuario e industrial de la ciudad de Buenos Aires, es un blues con un sonido un tanto jazzy… El solo de guitarra es exquisito.
«Todo el día me pregunto» es un boogie con un carácter melancólico y al igual que en «Porque hoy nací» el tema principal es el porqué de la existencia.
«Informe de un día» es uno de mis preferidos… Siempre el swing presente en la batería y en la línea de bajo, un poco más cargados que en el resto de los temas, al igual que el órgano Hammond, la letra habla un poco del inconformismo ante la vida rutinaria, desde una visión aparentemente despreocupada del protagonista.
«Avenida Rivadavia» es una descripción de una situación cotidiana en un ambiente ciudadano, esta canción la canta el bajista Alejandro Medina, el solo del guitarrista Claudio Gabis, a pesar de ser breve, es supercantable y delicado.
«Casa con diez pinos» es la exaltación de un ambiente bohemio y a la vez rural. Describe la vida en una quinta que visitaban muchos de los músicos de rock de esa época como Pappo y Miguel Abuelo.
Nos queda el archiconocido «Jugo de tomate frío», tema en el que el baterista y cantante Javier Martínez nos enseña de qué manera «triunfar» en el mundo moderno. Hace poco leí por ahí que suena a Creedence Clearwater Revival, y estoy de acuerdo, aunque, para ser sincero, nunca me lo había puesto a pensar.
El disco se grabó en Buenos Aires en 1970, en los Estudios TNT, en una de las épocas más ricas y a la vez más convulsionadas de la historia del rock argentino. El país explotaba a nivel sociopolítico (dictadura, violencia de todo tipo, represión, etc.) y, al mismo tiempo, se construía la cultura rock, inexistente hasta ese momento de la manera en que la conocemos hoy en día.
Fue editado por el sello Mandioca, uno de los primeros en apoyar al nuevo movimiento «rockero», que también editó a artistas como Moris y Vox Dei.
Ilustración: Matías Antonelli