Ignacio Lehmann es un joven argentino que está cumpliendo su sueño de fotografiar distintos besos alrededor del mundo. El viaja, observa y se encarga de capturar un momento único a través de su lente, siempre con respeto para con los fotografiados. En muchas ocasiones, nos presenta también la pequeña historia detrás de ese beso, que nos permite conocer a sus protagonistas y emocionarnos con ellos.
Los besos no entienden de prejuicios, los besos no discriminan. Los besos, son un sinónimo de afecto en nuestra sociedad: puede haber besos de una madre a un hijo, entre amantes e incluso como saludo, es decir, los hay de distintos tipos. El beso se une en una fusión de lo cultural y lo físico, cultural porque hay regulaciones sociales sobre ellos y físico porque los besos generan acercamiento, calidez, satisfacción.
Son tan curiosos los besos, que hay una ciencia, la filematología, que se encarga de estudiarlos y buscar sus orígenes, evolución y repercusión. Lo que sí sabemos es que los besos son agradables para nosotros, agradables porque están estrechamente ligados al amor.
El proyecto de Ignacio
El propósito del sueño de Ignacio es recordarnos a todos que en el medio de la violencia que nos rodean en estos días, el amor no se rinde y está luchando para salvarnos. De esta manera, se encuentra atento, caminando las calles de distintas ciudades del mundo que le hacen de escenario ocasional para captar las más puras y espontáneas muestras de amor.
Una vez que logra captar un momento mágico, se acerca a los fotografiados y les cuenta sobre su proyecto. Muchas personas que conoció durante estos años de viaje han quedado fascinadas por su proyecto y han querido colaborar no solo con la fotografía sino también, con alguna frase o pequeña historia que se oculta tras ese beso.
Los relatos, tan conmovedores como las fotografías, logran emocionarnos indescriptiblemente. He leído relatos sobre amores secretos, amores incomprendidos, amores golpeados, amores eternos e incondicionales. Estos relatos, no hacen más que ayudarnos a reflexionar y darnos cuenta que hay cosas hermosas por las que vale la pena vivir.
Los besos logran lo que las palabras no pueden
¿Por qué cuento la historia de Ignacio? Porque comparto su espíritu. Me parece un sueño increíble, porque en el camino integra a las personas que conoce en él, y al resto nos permite encontrarnos con hermosas y conmovedoras historias que de otra manera se perderían. Ignacio desentona un poco, porque en la era en que lo que más vende en los medios de comunicación es la violencia, se hizo un lugar para mostrarnos el otro lado de la vida, el de la paz que trae el amor.
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