Profesionales y Motivación
Por Joale Aristimuño | Venezuela
Estoy seguro que cualquier persona capaz de respirar sobre este mundo, tiene alguna historia que contar, con la voz o con sus actos, ¡pero tiene algo que la humanidad necesita saber… o aprender! Por más simple que se transcurra la vida, cualquiera que haya vivido, tendrá algo para inspirar.
De esos días en los que decides guardar las palabras y darle rienda suelta a los ojos, a la vista, a entender a través de la mirada, antes de imponer puntos de vistas con palabras que se fugan de la mente y salen corriendo por la boca.
¿Sabes cuantas personas ves a diario? ¡No las cuentes! Pero obsérvalas; en una semana de reflexión involuntaria noté que las personas a mi alrededor podían ser tomados como enciclopedias, por la cantidad de letras que desprenden y por el conocimiento subjetivo, que regala los propios momentos que se transitan.
Entonces me di cuenta, que no es el fenotipo de las personas que ves a diario, hay algo más allá que puede servir como herramienta para la “autogestión” de tus propias experiencias, es decir, eso de “toma lo bueno y deja lo malo” ¡Tal cual! Sólo que esta vez el cuestionamiento de “lo malo” no tendrá sentido, no por ignorante, sino porque aun así, en lo malo, hay experiencias – en otros – dignos de “admirar”.
Y no quiero ser un diccionario ambulante, sin embargo la Real Academia Española, define la palabra “admirar” como: «Causar sorpresa la vista o consideración de algo extraordinario o inesperado. Ver, contemplar o considerar con estima o agrado especiales a alguien o algo que llaman la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias.» Y “Extraordinario” como palabra subjetivamente magnífica. ¿Redundante, no? (Por ejemplo, a mi parece extraordinario que leas y compartas mis artículos) y si es así, entonces “Observar” queda corto, menospreciado, pusilánime, escueto.
Por eso, considero qué admirar, es la evolución de observar, en todo el sentido de la frase, la evolución es necesaria, pero no obligatoria. Partiendo entonces de “evolución” entendemos el tiempo que llevaría la transición entre una cosa y la otra, sin embargo y sin obligación alguna, se respeta el tiempo en el que se decide evolucionar la mirada a admirar, tiempo necesario para entender, interpretar, analizar, digerir, asimilar y poner en práctica el resultado del tiempo invertido en admirar a una persona.
Detenerse por minutos a entender la actitud – sin querer suplantar el análisis de los respetados psicólogos – de los que te rodean, puede resultar ser un proceso de aprendizaje magnífico, estoy convencido que cualquier ser humano, tiene experiencias que pueden inspirar a cualquier otro, de cualquier manera, de cualquier momento.
Siendo así, ¡qué bonito es sacar lo mejor de cada persona! que respeto siento por aquellos que admiran las cualidades extraordinarias que no se ven a simple vista, pero que observando con detalles, guardan para sí y se lo toman como musa, que no es copia, ni envidia, es respeto y estima por lo vivido.
«Amar es admirar con el corazón, admirar es amar con la mente»
Entonces, ámame con la mente, que poca olvida.