Por Ana Renedo | Consultora Estratégica |Up Talent Solutions
Según los expertos en generaciones, las mujeres líderes de la generación X quedaron atrapadas entre dos generaciones mucho más numerosas: las baby boomers, que están saliendo del mercado laboral, y las líderes de la generación Y, las millenials, que están avanzando en sus carreras a una velocidad más que aceptable.
Las líderes de la generación X son mujeres con muy buenos niveles de educación, adaptables, ya que vivieron grandes cambios sociales y culturales, y tecnológicamente sabias, ya que nacieron con los teléfonos con disco, sin computadoras y sobrevivieron a la transformación tecnológica hasta llegar a los celulares 4G y las tablets. Quizá una de sus mayores dificultades a diferencia de las millenials es que les cuesta manejar su marketing personal y comunicar sus logros; les cuesta hacer valer el conocimiento y la sabiduría que tienen a partir de sus años de experiencia profesional y corporativa.
Estas mujeres suelen tener la sensación de que trabajaron duro, allanaron el camino para lograr el balance trabajo/vida personal y los permisos especiales por maternidad y horarios flexibles. Sin embargo, sienten que su fuerte compromiso con la familia y la crianza de sus hijos les fijó un techo de cristal y les impidió muchas veces ir por una promoción a una posición de liderazgo.
Según varios estudios realizados en Estados Unidos a estas mujeres les interesa:
- Las relaciones positivas.
- Realizar trabajos interesantes.
- Oportunidades de aprendizaje continuo.
Cuando estos factores faltan, las mujeres de la generación X dejan el trabajo para buscar nuevas oportunidades o convertirse en entrepreneurs. Esta situación se conoce como «opt out revolution» y esta revolución tiene consecuencias graves. ¿Por qué? Por la inminente escasez de mujeres para ocupar posiciones de liderazgo en las organizaciones (debido a que la generación X es mucho menos numerosa que las otras dos) y porque la salida de las babyboomers del mercado y la falta de experiencia de las millenials para ocupar algunas de estas posiciones terminarían de anular la visión femenina en la cúpula de las empresas. Lo cual sería lamentable, ya que existen numerosos estudios que demuestran que aquellas empresas que suman mujeres a sus directorios logran mejores resultados que aquellas que no lo hacen.