Por Jesús Tomed / Venezuela
“Agua, agua que pasas por mi casa Late de mi corazón”
Hace algún tiempo (como unos dos años), leyendo mi TL de twitter vi un tweet que tenía un link a un vídeo de Youtube, le di click, abrió el vídeo en otra pestaña…
Era de una presentación en vivo, de una cantante pelirroja acompañada de unos músicos, rodeados de gente… La música sonaba bien para mi gusto, de hecho, muy bien…
Cuando la pelirroja comienza a cantar, suena mejor…
Un momento cotidiano se convirtió en algo diferente, algo especial, escuchando a una paisana venezolana acompañada de extraordinarios músicos haciendo arte de tal forma que rayaba en lo mágico… Me encantó la canción… Y decidí buscar más, escuchar más…
Por suerte, ella tenía algunos vídeos colgados, de canciones maravillosas… Mientras más escuchaba más me gustaba (cosa que no pasa mucho)… Sentía un arte genuino, auténtico, natural, dulce… Y aprecio de sobremanera cuando una canción se siente natural… Sin estar forzada a ser más de lo que es… Aprecio ese toque humano que tiene el arte cuando se nota el amor… Siempre digo que cuando el arte fluye, el amor influye, y en esta ocasión fluía y se notaba… Había algo distinto en esas melodías, en esas letras… Algo que todavía no sé explicar y que espero no descubrir, algo que pasa con un grupo selecto de artistas que adornan mis jornadas… Lo primero que pensé fue: “¿Cómo es posible que a esta pana no la esté escuchando todo el mundo?”… Pero luego entendí que era cuestión de tiempo, que “el agua del río siempre irá al final hacia el mar”…
Hace poco lanzó el vídeo de esa canción que escuché aquella noche, la primera canción que escuché de ella, la que me enganchó con su trabajo y seguramente dediqué a alguna afortunada en algún momento… El vídeo es una verdadera obra de arte, grabado en el pueblo de Gavídea, en el estado Mérida y acá se los comparto: