Los humanos somos seres sociales por naturaleza, y por eso necesitamos estar rodeados de nuestros semejantes y hasta sentirnos respetados y valorados por ellos, sobre todo, por aquellos que son en verdad importantes para nosotros. De hecho, la relación con nuestro entorno es fundamental para fortalecer nuestra autoestima, a tal punto que algunos expertos sostienen que las personas con un nivel normal de autoestima (porque también hay niveles anormales, por no decir insoportables) se vinculan de manera más sana y satisfactoria con los otros.
Pero ¿qué pasa cuando esos otros, me refiero a tu familia o tus amigos, afectan tus objetivos o metas personales? Mmm… se me ocurre que pasa mucho. Bien, de eso quiero hablarte hoy.
Cuando las críticas nacen en casa
Si hay algo que abunda en este mundo son las críticas. Basta con ver la cantidad de haters que aparecen en las redes sociales para que nos demos cuenta de que esto es una tendencia que, por desgracia, está en constante crecimiento. Pero no nos vayamos tan lejos.
Imagínate que estás en el living de tu departamento y le comunicas a tu familia que abandonarás tu empleo para dedicarte a hacer tutoriales en YouTube, pues estuviste investigando y averiguaste que eso era rentable y te encantó la idea de poder trabajar desde tu casa haciendo lo que te gusta. Bueno, lo más probable es que recibas una serie de opiniones negativas solo por querer dedicarte a algo que no coincide del todo con el estilo de vida del asalariado promedio. Imagínate, entonces, lo que ocurriría si quisieras asumir riesgos más grandes, como montar tu propia empresa de eventos, tu propia consultora financiera, tu propia agencia de marketing y comunicación (¡ejem!), etc.
El desafío, pues, consiste en saber cómo lidiar con un entorno que no te apoya y en saber enfrentar las críticas de manera sana, es decir, saber filtrar las negativas, que son las que pueden llegar a hacerte dudar de ti mismo.
Lo cierto es que las críticas no siempre son malintencionadas, y muchas veces solo parten del desconocimiento o el prejuicio. Ya sabes, el solo hecho de que hayas decidido ir en contra de la corriente y lanzarte a emprender de manera autónoma puede hacer que los que no tuvieron una iniciativa similar duden de todo lo que les cuentas, pero, insisto, no siempre lo hacen con mala intención. Aunque a veces…
La verdad es que ser freelancer puede llegar a ser un camino muy solitario, por lo cual es lógico que uno necesite del apoyo de sus seres queridos. Para colmo, no siempre contamos con la madurez emocional para enfrentar opiniones negativas, por más entusiasmados que estemos con nuestros proyectos. Vamos, ¡somos emprendedores no robots!
Por eso, es fundamental que aprendas a desarrollar herramientas emocionales e intelectuales para enfrentar estas situaciones, y evitar así que alguien de tu entorno te llegue a cortar las alas antes de que salgas a volar.
Busca siempre el sabio equilibrio
En primer lugar, es importante que entiendas que no todo el mundo tiene que estar de acuerdo con lo que haces ni apoyarte en tus proyectos. En segundo lugar, no debes vivir a la defensiva pensando que todos van a criticarte solo porque unos pocos lo hagan.
Trata de encontrar un sabio equilibrio, de manera que, si estás en un entorno que es demasiado negativo o crítico con lo que haces, sal de ahí, y busca opiniones en otros lugares o pídeselas a otras personas.
De todas formas, piensa que, si todo tu entorno fuera infaliblemente alentador, no tendrías demasiadas posibilidades reales de testear tus ideas metas y proyectos. Por eso siempre es bueno contar con una mirada objetiva que te ayude analizar los pros y los contras de aquel emprendimiento que tienes entre manos.
No olvides que uno de los aspectos más enriquecedores del ecosistema freelance es que siempre puedes encontrar muchos otros freelancers como tú dispuestos a ofrecerte el apoyo que necesites y cuando lo necesites. Por lo tanto, no debes quedarte solo con las opiniones que recibas desde el living de tu casa (ya estuvimos ahí, ¿no?).
¿Quién puede influir más en tus decisiones?
Esto es bastante personal, porque cada uno reacciona de manera diferente ante determinadas críticas o presiones. Sin embargo, es bueno que recuerdes (y, sobre todo, comprendas) que no todas las opiniones merecen tu atención.
Por ejemplo, si estás en pareja y convives, la opinión de tu pareja, sin duda, será un factor que tendrás que considerar a la hora de tomar una decisión que pueda afectar la estabilidad económica de tu núcleo familiar, y mucho más si hay hijos de por medio. En un contexto como este, las opiniones de amigos, tíos, primos y demás personas no serán tan relevantes, ya que a estas no les afectarán directamente tus decisiones personales.
En cualquier caso, te recuerdo que los seres humanos estamos biológicamente programados para que la presencia de otros seres humanos nos afecte, y cuando esta presencia viene acompañada de una actitud negativa, sin duda, la notaremos mucho más.
La mayoría de las veces la opinión negativa cala hondo. Y esto es porque somos los peores críticos de nosotros mismos y, por lo tanto, un comentario picante de alguno de nuestros allegados sirve de combustible para alimentar a esa vocecita autodestructiva que todos tenemos dentro.
Es por eso por lo que debes preguntarte cuánta energía vas a dedicarle a esta negatividad, y, fundamentalmente, si proviene de alguien central en tu vida. Con esto quiero decirte que no debes torturarte con la opinión de alguien que conoces poco o que ni siquiera has visto en tu vida (como, por ejemplo, los haters de las redes sociales), pues en nada puede influir su «mala vibra» en tu realidad cotidiana.
La opiniones que realmente importan
Hay una posibilidad que todavía no analizamos (y quizá sea la más difícil de admitir), me refiero a cuando los otros son los que tienen la razón. Es ese el momento en el que debes apelar a tus instintos, a tu curiosidad, y con la mayor objetividad posible, abrir tu mente a todas aquellas sugerencias que, por más duras que te resulten, contengan datos que te puedan ser útiles para concretar tus metas y objetivos.
Aprender a distinguir las críticas útiles de las que no lo son es un arte en el que te aconsejo que te especialices. Verás que, cuando lo pongas en práctica, dejarás de lado esa odiosa costumbre de discutir solo para demostrar que tienes razón y empezarás a escuchar esos consejos que te ayuden a crecer.
Después de todo, los que verdaderamente te quieren se sentirán tan felices como tú cuando hayas alcanzado tus metas, y te lo harán saber desde un principio con el consejo justo en el momento justo. A esas personas procura no perderlas.