Sus nombres no aparecen en la primera plana de las marquesinas, no juegan en las grandes ligas ni son ampliamente reconocidos, sin embargo, han triunfado.
Porque, si bien el éxito del artista se suele medir en el nivel de fama alcanzado, ellos consideran que su objetivo está cumplido al levantarse cada mañana para ir a trabajar de lo que les gusta. Entendieron que el éxito (del latín exitus) se refiere al «resultado feliz de una acción emprendida». Clarísimo en este caso: vivir de su vocación artística.
«Ellos» son los miles de actores, cantantes, bailarines, jóvenes (y no tan jóvenes) que se establecen cada año en países distintos al suyo y que desarrollan una carrera artística allí. Se desempeñan como performers arriba de escenarios o frente a cámaras, muchas veces teniendo que combinar su faceta de intérpretes con la de profesor de canto, instructor de baile, animador de eventos o modelo publicitario. Tienen más de un trabajo y trabajan muchas horas por semana, pero viven 100 % del arte.
Su camino comienza al emigrar de sus respectivos países para ir a probar suerte al exterior. ¿Qué buscan? Un horizonte distinto, más oportunidades laborales, experiencia internacional. ¿Qué encuentran? Una vivencia constructora, como lo puede ser con cualquier tipo de carrera, pero con el agregado de que, en las artes escénicas, entran en juego otras cosas: la diversidad de los looks, la forma de presentarse, el acento al hablar. Y en muchos casos encuentran también, gracias a su esfuerzo y perseverancia, un lugar para quedarse y hacer arte.
Tal es el caso de Yosy Machado, actriz y bailarina venezolana, que eligió vivir en Argentina después de un glorioso paso por Estados Unidos, siendo parte del equipo de porristas de Miami Dolphins. «Si bien la experiencia en EE. UU. fue muy valiosa, yo buscaba un país de habla hispana donde pudiera ejercer mi profesión». Yosy afirma que el cambio no fue fácil y que lo más complicado es extrañar a los suyos, pero que lo volvería a hacer. «El desafío fue duro, pero muy gratificante. Siempre me interesó aprender nuevas formas de trabajo, y conocer nuevas culturas. Amo trabajar, pero sobre todo vivir en Buenos Aires». Allí se desempeña como bailarina, coreógrafa y profesora de danza desde hace varios años.
Delfina Lanzani, es argentina y está radicada en Barcelona, donde fundó un espacio de entrenamiento vocal y escénico. Si bien en Argentina daba clases de teatro y canto, fue con la mudanza a España que se le presentó la oportunidad de tener su propio espacio, así como también la de poder realizar trabajos de mayor envergadura como actriz y cantante. «Fue un cambio rotundo pero muy ansiado. Acá tengo una vida como artista de mucho trabajo, pero de mucha satisfacción, me siento más valorada y motivada a seguir creciendo y expandiendo mi arte. Puedo vivir de lo que amo y tengo tiempo para crear».
Casos como el de Yosy y Delfina hay miles, su valentía las llevó por un camino lleno de vicisitudes y gratificaciones. Pero si bien gran parte de lo logrado depende del talento y la perseverancia de cada uno, elegir el destino correcto es uno de los primeros y más importantes pasos en ese camino, ya que hay países que permiten que ser artista sea más fácil. Alemania, Reino Unido, Canadá, Japón, Estados Unidos ofrecen visas para artistas, pero algunas con más restricciones que otras. En EE. UU., por ejemplo, conseguir la visa de artista no es tarea sencilla: se tiene que dar evidencia de las habilidades extraordinarias a través de premios y reconocimientos obtenidos por el trabajo individual y se tiene que presentar un contrato de trabajo al momento de solicitarla. Así fue como Douglas Tholedo, brasileño que vive en Nueva York, consiguió su visa de artista gracias a las numerosas producciones profesionales en las que formó parte en Brasil. El actor y cantante decidió dejar atrás esos papeles protagónicos para instalarse en la gran manzana, donde se dedica a dar clases de canto y realizar pequeños trabajos actorales. Son trabajos más arduos y menos reconocidos, pero que él disfruta mucho y que valen la pena con tal de vivir en la ciudad de las luces.
Para los artistas de habla hispana, México es uno de los destinos más atractivos para probar suerte, ya que la industria del arte y el entretenimiento está en constante movimiento con cientos de castings por día para proyectos de teatro, cine y televisión. La actriz española Raquel Rocha afirma que, a diferencia de España, en México el sueldo de actor alcanza para vivir cómodamente y que la gran mayoría de los actores que se mudan a México desde otras partes del mundo cumplen su deseo de vivir de su profesión.
Poder vivir del arte afuera, entonces, parece tratarse de lograr una combinación perfecta entre el lugar elegido, el talento y la perseverancia. También tiene que ver con el desafío de dejar atrás oportunidades y comodidades, de animarse a pasar de ser conocido a ser uno más, de decidir cuánto uno está dispuesto a sacrificar para perseguir sus sueños. Pero también de encontrar nuevas oportunidades, de reinventarse, y más que nada, de cumplir esos sueños. Lo mejor de todo: las puertas del mundo están ahí, listas para ser abiertas por aquellos artistas que se animen a dar el paso.