Actualmente la tendencia, es contar con la primicia de la información. La importancia, hoy radica, de modo rápido, recibir y transmitir. El quid de la cuestión, en materia de comunicaciones, radica en adiestrar nervios y músculos para responder al estímulo. Dependiendo de nuestra rapidez para la reacción, define nuestro posicionamiento. La información es cuantificada, mientras que se considera una pérdida de tiempo, cualificarla.
Este estilo de comunicaciones, trae riesgos importantes. Deseo compartir con ustedes, algunas de las actuales problemáticas.
Un inconveniente, muy generalizado, es materializar las fechas en una agenda, tanto a nivel laboral o encuentro social. La previa a la concreción de una reunión, hoy es una tarea ardua, marcada por ideas y vueltas, para fijar el día / hora de encuentro. Mi experiencia dice, en la mayoría de los casos, se terminan replanificando reuniones, la otra constante es la pérdida en el éter, no hay una respuesta favorable o no, la propuesta de agenda, se pierde en la vorágine. En este ranking, es un clásico de las reuniones, iniciar o terminar fuera del horario estipulado, amén, los desencuentros, del gusto que deseen, y, se ha escrito tanto sobre reuniones efectivas que demostraría: que algo puede fallar.
La paradoja actual, son que las reuniones navegan a la deriva, en la tempestad de la informalidad, a pesar de contar con todas las facilidades posibles.
Abro un paréntesis, sobre la evolución en las preferencias. Skype, en la línea empresarial, desplazó al Outlook, por exigir este último, más formalidad en la comunicación y no satisfacer la urgencia. Whatsapps, en las interrelaciones personales, ha triunfado sobre Facebook, por el simple hecho, de contar whatsapps, con una mejor interface, y porque su meta fue apuntar a dar una solución más segura y resolutiva de comunicación, dando la facilidad para el intercambio, el medio escrito o por audio.
Tal vez, resulta descabellado pensar en recibir un mensaje de audio de Whatsapps y enviar la respuesta en formato escrito. El canal de salida de la comunicación es diferente al de entrada y sin embargo, se puede mantener un dialogo. Me resulta risueño, como se intercambian los mensajes de voz, con los escritos. Dos generaciones, congeniando, tratando de entenderse.
Tuve experiencias frustrantes, este pasado mes de julio, acerca de sentirme nadar contra la corriente. Me pasó que por mail o whatsapps, comneté mis escasas opciones horarias, lunes a viernes de 13:30 a 14:30, para tratar de alquilar. Terminé bajando los brazos, porque fui víctima de un bombardeo de propuestas rechazadas, me citaron 10:30, 16 o 17 hs. Reclamé, volví a explicar mi disponibilidad, nunca recibí un no, por respuesta, sino otro horario que siempre convenía a mi interlocutor y lejos de mi necesidad. Esta actitud, en el ámbito comercial, no es un futuro promisorio, como cliente, decepcioanada, porque no era tomada en cuenta. Va en detrimento directo de la venta.
Evidentemente, cerrar julio del 2018, con una estrepitosa baja en las acciones de Facebook, evidencia como dice en “El Hombre que ríe”, el escritor Victor Hugo, “las tempestades de los hombres peores que la de los océanos”.