Como dice la famosa canción infantil, el viajar es un placer que no suele suceder, yo solo me quedo con la parte de que es un placer ya que soy coordinadora de viajes y afortunadamente me sucede bastante seguido.
En esta ocasión mi trabajo me llevo nuevamente a Paraty, para llegar a estar hermosa ciudad viaje diecisiete horas y media desde Foz de Iguazu a San Pablo, tendrían que haber sido quince pero como siempre ocurre uno sabe a qué hora sube a un transporte pero nunca a qué hora se va a bajar y desde ahí tome otro bus por seis horas más. Hay otras formas de llegar más directas, en bus desde Rio de Janeiro o vuelo hasta San Pablo y después micro o transfer privado.
De todas maneras lo que uno encuentra al llegar sorprende todos los sentidos y te hace olvidar las horas de viaje; la ciudad está dividida entre la ciudad nueva y la parte histórica la cual esta preservada de forma excelente, como si el tiempo se hubiera detenido en la época colonial. En un rango de 20 cuadras hay cuatro iglesias, muy diferentes una de otra, la que se encuentra frente a la plaza Matriz puede visitarse. La mayoría de las casas albergan actualmente restaurantes, negocios, hoteles todo lo necesario para pasar una estadía inolvidable.
En Paraty se pueden encontrar actividades para todos los gustos, paseos en barco que van desde las cuatro horas hasta el día entero, que hacen varias paradas para practicar snorkel, y nadar, caminatas por la Mata Atlántica para llegar a playas inaccesibles de otra forma, visita a los alambiques donde se fabrica la cachaza, una agenda cultural que abarca todo el año.
Al llegar me recibió el 23 festival de la cachaza, Paraty es nacionalmente reconocida por la elaboración de esta bebida, y sus derivaciones al mezclarla con canela y clavo de olor (Gabriela), con chocolate, coco entre otros. Dura varios días pero desafortunadamente solo iba a estar para ver el primer día del evento, comenzó con música en vivo, varias carpas de los diferentes alambiques con sus mejores cachazas para probar por un monto muy accesible. En varios lugares vendían unos jarritos chicos de cerámica que se colgaban alrededor del cuello y la gente llenaba en las distintas carpas pudiendo así degustar varios tipos. Como no podía faltar había un sector dedicado a la comida típica brasilera e internacional. Fue una noche realmente inolvidable.
Paraty un lugar para visitar.