Por Sandra Huayanay
Si piensas que lo sabes completamente todo, pues déjame decirte que no
No te alarmes El pequeño gran libro de la ignorancia ha venido para curar una enfermedad que ningún científico ha podido resolver.
Lo lamento, señor sabelotodo. Tú, que crees tener todos los conocimientos del universo, has sido engañado. No, no te alarmes, a cualquiera le puede pasar. Espero que eso no rasguñe tu gran ego, solo trato de explicar algo inusual o desconocido que yo, humildemente, he tratado de descubrir. Pero para todo mal, existe una cura. El pequeño gran libro de la ignorancia, justamente, trata de resolver todas nuestras dudas, desde las más conocidas hasta aquellas que no habíamos pensado antes.
¿Te puedo hacer una pregunta?
¿De qué color es el agua? ¿Cuál es el lugar más seco del planeta? Lo sé, las preguntas resultan muy obvias. Supongo que responderás que el agua es incolora y que el lugar más seco es el Sahara. Temo decirte que las respuestas son incorrectas.
El pequeño gran libro de la Ignorancia (cuyo título en inglés es The Book of General Ignorance), escrito por John Lloyd y John Mitchinson, es una manera de jugar a las preguntas y respuestas de una manera fácil y sencilla. No es necesario tener conocimiento de nomenclaturas o de alguna rama específica de la ciencia, simplemente hay que tener la curiosidad de aprender un poco más de lo que ya sabemos o suponemos saber.
Por ejemplo, ante la primera pregunta, Mitchinson y Lloyd indican con exactitud por qué el agua en sí tiene un color azul. Simple, si observas detenidamente a una bola o escultura de nieve, podrás percatarte de que tiene una apariencia azulina. Pero no solo eso, el reflejo de la superficie juega un importante papel en el color del mar, ya que no todos los días podemos apreciar el cielo azul y con lindos pajaritos sobrevolando los aires. En ocasiones, la luz que vemos reflejada proviene de debajo de la superficie del mar o de la misma superficie. Mientras más impura sea el agua, mayor color reflejara.
Además, este libro nos cuenta que muchas de las cosas que se han descubierto en el mundo han sucedido en accidentes caseros como el descubrimiento de la nitrocelulosa en 1846, cuya potencia es mayor a la de la pólvora. Por otra parte, nos da a conocer los hechos más raros que han podido pasar en el mundo, como un pollo casi decapitado que pudo vivir alrededor de dos años. No es broma, vayan a Denver y lo descubrirán. A pesar de que el libro sea una delicia de conocimientos, hay algunos hechos que —en mi opinión— ya son conocidos, como el caso del descubrimiento de América (no fue descubierta por Cristóbal Colon y menos llamada así por Américo Vespucio) o de la proveniencia de san Nicolás; más conocido como Santa Claus (no proviene del polo Norte, por supuesto).
El pequeño gran libro de la ignorancia es un cazador de mitos hecho libro, con una fórmula que funciona fácilmente, ya que puede ser leído por niños y adultos con un juego fácil. Incluso sus autores —que frecuentan el mismo bar— indican su utilización para algún juego entre amigos o (quién sabe) encontrar la respuesta a la pregunta que puede llevarte a ser millonario.