Después de estos últimos años de haber transitado por una hermosa historia, he llegado a la conclusión de que el amor es una aventura que nadie se debe perder. Es un laberinto lleno de sorpresas y recovecos más que interesantes que ninguno de nosotros se debe privar de vivir.
Si bien a veces puede significar el mayor de los desafíos o el temor más grande que cualquiera pudiese enfrentar, nunca deja de ser un camino inevitable, difícil de obviar en cualquier historia: por más que intentemos una y otra vez de impedirlo, siempre va a encontrar la manera de volver a pedirnos que nos animemos una vez más.
Por eso, hoy me tomo el atrevimiento de redactarte estas joviales y pícaras líneas, que sé lo mucho que te servirán el día de mañana, cuando llegues a ocupar un lugar en su corazón.
Pues, amigo, estás ante el momento más importante y mágico de tu vida. Y aunque aún lo ignores, no tenés una remota idea de lo que estás a punto de vivenciar.
Todos asociamos las rupturas amorosas como eventos poco afortunados, en los cuales la angustia y el dolor forman parte de una escena triste y dramática para sus protagonistas. Sin embargo, las rupturas esconden una de las enseñanzas más preciosas de todas: el amor siempre logra transformarse.
Una vez alguien me dijo que el amor no es perfecto porque no tiene fallas, sino porque cada uno pone lo mejor para construir una hermosa historia de amor. Y, en cierto modo, de eso se trata amar. De hacer siempre lo mejor por aquella hermosa persona que decida acompañarnos en algún punto de nuestras vidas.
A mí me llevó un tiempo darme cuenta de que, para encontrarnos, a veces, hay que dejarnos ir, aunque duela, se coloque todo patas para arriba o sencillamente se rompa aquella burbuja que nos mantiene aislados de la realidad. De vez en cuando, es necesario partir.
Pero eso no quiere decir que todo sea parte de un final. Al contrario, seguramente todo ello forme parte de un comienzo; el cual te involucra en esta nueva historia que estás a punto de comenzar.
Espero que tu amor sea luz en su camino; prosperidad en su porvenir y sonrisas en su día a día. Que puedas poner seguridad en aquellos momentos en que sea necesario; como sinceridad en esas ocasiones donde hay que hablar con el corazón.
Porque sos un afortunado. Y siempre lo vas a hacer. Definitivamente, si llegaste a ocupar un lugar en su vida, hiciste todo bien.
Poné siempre lo mejor de vos. Si te pide un abrazo, nunca se lo niegues; si necesita un rato de silencio, permitíselo. Nunca creas en su rigidez. Aunque parezca que por momentos se pueda encerrar dentro sí, en esos momentos solo te necesita un poco más a su lado.
A veces somos testarudos y queremos tener la razón. Y aunque nos enojemos por ello, en esta historia no vas a encontrar nunca ni un poco de rencor. Porque las cosas siempre se hablan, los enojos se apaciguan y las diferencias se trabajan.
Quiero que siempre tengas presente que la persona a la cual estás a punto de amar, es un ser sin igual. De esos que no te cruzas dos veces en la vida. Por eso te recomiendo que la escuches mucho, incluso en esos momentos donde no deja de hablar. Porque incluso en esas oportunidades, siempre va a tener algo nuevo que enseñarte.
Sin embargo, si algún día sentís que no estás a la altura de su amor, te pido que la dejes ir, que no retengas ni retrases lo inevitable. Que el dolor no se transforme en una prisión, porque, en definitiva, no vale la pena que padezcan luego de semejante aventura.
Valorar lo que tenemos es una tarea diaria. De nada sirve angustiarnos al darnos cuenta de que lo perdimos si no lo disfrutamos cuando lo tuvimos. La vida es ese camino que todos necesitamos recorrer, en algún punto, en compañía. Pero no todo el camino, necesariamente, será transitado con las mismas personas a tu lado.
Sé valiente y nunca le hagas perder el tiempo a alguien que te lo está entregando por demás. Valorá cada acción antes que cada palabra. Y, por sobre todas las cosas, disfruta de ese gran amor.