Por Mauricio Delgado | Argentina
Cada noche me voy deseando que te levantes completamente confundida y me veas de otra manera. Que al escribirme como todos los días, esta vez te suden las manos, que dudes de que decir y como. Que estés preocupada esperando leer un “escribiendo…” Que les digas a tus amigas que no sabes cómo hacer para estar conmigo.
Que cada día durante el almuerzo esperes a que pasen algunos minutos después del en punto para hablarme y no quedar muy desesperada. Que me mandes foto de la comida que no vas a disfrutar porque no estás conmigo. Que vuelvas a tu casa escuchando canciones buscándole respuestas que no dan.
Quiero cansarme de vos, quiero volver a casa del trabajo pensando “¿esto es lo que tanto quería?” Quiero agotarme de tus detalles que hoy veo hermosos. Quiero tenerlo todo.
Quiero que por un día seas yo y entiendas todo lo que creo que te necesito. Si dije creo, porque sé que no te necesito para respirar, ni para vivir. Tampoco para dormir o comer. Menos para trabajar o para estudiar. No te necesito. Te quiero.
Porque puedo respirar, pero no sentir un aroma. Puedo vivir pero no disfrutar, poder dormir pero jamás soñar, podre comer pero si es sin vos no tiene sentido alguno. ¿Trabajo? El único trabajo que quiero es hacer cada día especial para vos. ¿Y estudiar? Si claro, quiero estudiar cada centímetro de tu cuerpo, hacer mapas de tus curvas, escalar cada elevación y hundirme en cada valle.
Quiero que me quieras como yo te quiero al menos un día. Te equivocaste tantas veces con tantos otros, equivocate aunque sea una vez conmigo. Dame las alas que no tengo, dame la fuerza que oculto, dame todo lo que te puedo dar.
Y si alguna vez desde el otro lado del risco que es esta relación, vez que me alejo. Jamás pienses que me rendí, si me alejo es porque estoy tomando distancia. Pienso saltar y aprenderé a volar en el camino, si es que existe.