Cuántas personas allá afuera aún siguen viendo el mundo como se lo pintó el sistema existente en la sociedad, y de allí surge la verdad de cada quien. Yo entiendo a esas personas, porque también duré un tiempo viendo lo que el sistema quería que yo viese. Gracias, a usar el discernimiento, a investigar, a reunirme con personas con otras perspectivas, a leer información que se sale de las líneas del guion que nos impusieron muy sutilmente, pude entender, que no todo lo que me habían hecho ver, desde mi infancia, era real, entendí, porque los Hindúes consideran que el mundo es Ilusión, porque a veces no podía distinguir entre un sueño y el estar físicamente despierto. Cuando empecé a romper esquemas, cuando empecé a reestructurarme mental, emocional y espiritualmente, inmediatamente percibí el mundo de otra manera.
Al salir a la calle observaba a otros como caminaban, mejor dicho, deambulaban de un lado a otro, tal vez dirigiéndose a sus trabajos, en la mayoría de los caso no por placer sino por necesidad, corriendo a los colegios a lanzar a sus hijos casi desde la ventanilla porque el tiempo apremia, porque el jefe te está esperando, y mientras a tu hijo lo lanzaste del carro y te fuiste sin desearle un feliz día, más tarde estas rindiéndole pleitesía a tu jefe, oyéndolo atentamente, cumpliendo con todas las normas de cortesía y protocolo. Mientras tal vez tu hijo se quedó en el colegio con ganas de decirte algo, o simplemente esperando una atención de tu parte. Este momento multipliquémoslo por 5 ó 6 veces a la semana. Cuando llega el domingo, que yo una vez llamé “Día en familia”, tal vez estás pensando en desestresarte viendo 3 o 4 películas que alquilaste o compraste, tomando tu bebida preferida, comiendo cualquier cosa que cruja, sin darte cuenta, que el mejor desestresante, es sentarte con tu esposa o esposo frente a tus hijos y conversar abiertamente, sin censurar, sin tabúes, sin regresarte a tu época comparándolo con lo que tu hacías y lo que para ti o para mi es correcto, sino, dejar que fluyan los temas, para poder saber realmente que es lo que tus hijos, tu pareja, tu familia realmente desean.
He visto programas en TV, donde los hijos son agresivos, desordenados, sin buenos hábitos, y en ese hogar contratan a un especialista que primero observa el diario vivir, no solo de los niños, sino de los padres, y luego saca sus conclusiones (observa la conducta y busca que técnica aplicar para modificar la misma), donde casi siempre, el problema radica en los mismos padres, en muchos casos por desatención, ya que está papá todo el día en el trabajo, mamá convertida en un pulpo llevando a los niños al colegio, haciendo las tareas del hogar, más las actividades extra escolares de los hijos, en la noche cuando al fin se pueden ver todos las caras (a veces papá llega a casa y ya todos están dormidos), simplemente con esa forma de actuar los pequeños, le están queriendo decir a sus padres: ¡LOS NECESITAMOS!.
Lamentablemente, llegamos a creer, que tener a nuestros hijos estudiando en un buen colegio, mantenerlos en actividades como estudiar un segundo idioma, recibir clases de música, practicar algún deporte y darles de comer y dormir, es suficiente para generar un ciudadano que piense por sí mismo y que contribuya al desarrollo de un país o nación. Pareciera que así fuera, y no quiero decir que este mal lo anterior, dije que no es suficiente. Si a todo eso le sumamos el sentarnos con ellos y oírlos para saber si realmente ellos se sienten bien estudiando ese idioma o practicando ese deporte, o simplemente lo están haciendo como una obligación más, para complacer a mamá y a papá o en el peor de los casos para complacer a la sociedad. Si es así, no estamos formando seres pensantes, sino personas autómatas, que luego cuando sean adultos, antes de tomar una decisión por ellos, voltearán a ver si aún están sus padres y ver si lo aprueban o no. Yo llegué a ese punto, de querer controlar lo que mis hijos deberían, según yo, ser o hacer. Qué bueno que comprendí, que debía interactuar con ellos, darles dirección si, darles supervisión, pero no convertirlos en una máquina a la que le insertaría un chip programado, o quererlos hacer igual a mí. Recuerdo ese bello poema de Khalil Gibrán, titulado Tus hijos no son tus hijos, muestra, según mis lentes, una realidad
Cuando empecé a saber que realmente le gustaba a mis hijos, cuando no los lancé más del carro, sino que me baje, conocí a sus compañeros de clases, a los padres de esos muchachos, cuando fui a verlos jugar en los intercursos, a sugerirle que deberían mejorar y felicitar el trabajo que vienen haciendo, vi como ellos fueron progresando en lo que a ellos en verdad les gusta hacer, cómo empezaron a desarrollar un liderazgo. No quiero decir que ellos no cometan travesuras, que sean hijos perfectos, no lo son, prefiero que de vez en cuando se equivoquen, para que se den cuenta que son humanos, que hay muchas cosas para seguir mejorando.
El más pequeño de la casa a los 3 años hizo su primera exposición, yo estuve allí tomándole fotos y aplaudiéndole. Recientemente se me acercó y me dijo: “Papá yo quiero tener dinero para comprar muchas cosas, comprar juguetes, comida, ir al parque”. Yo no le dije: Hijo el dinero no es bueno, eso no te hará feliz!, claro que no le dije eso. Mi respuesta fue: ¿Y sabes cómo puedes tener dinero?, el me pregunto ¿Cómo papá?, le respondí: Debes seguir yendo al colegio, portándote bien, tu mamá y yo vamos a enseñarte cómo lograr ser una persona exitosa! Él se alegró y gritó: Si!. Para mí fue un momento muy emocionante y a la vez comprometedor, ya que mi hijo de apenas 4 años lo que en realidad me dio a entender es: Papá yo no quiero ser pobre, quiero se próspero y abundante! Quiere salirse del promedio y ser una persona extraordinaria! Y yo me comprometí a que así sea, al igual que con mis otros 2 hijos. Los lentes que les presto para que vean al mundo, no es ver un mundo de condiciones y limitantes, lleno de tabúes, paradigmas, lleno de fracasos tras fracasos. Los lentes que les presto es para que vean un mundo de oportunidades, de libertad, esperanza, bonanza, amor, solidaridad, de valores y principios! Obviamente, les he enseñado el cuadro completo, al haber muchas personas con lentes diferentes, muchas de ellas serán carentes de principios y valores, serán traicioneras, querrán aprovecharse al máximo de los demás, en otras palabras, les he transmitido que tengan mucho discernimiento y mucho criterio, que evalúen bien antes de actuar. Prefiero pintar el cuadro completo, nunca me ha gustado crear falsas expectativas, ya que estaría engañando a los demás.